La quintaesencia de la vida
Decía uno de los más célebres
fotógrafos y periodistas de la revista Life, Alfred Eisenstaedt, que lo
importante de una fotografía no es la cámara, sino el ojo. En un momento de “La
vida secreta de Walter Mitty”, el fotógrafo interpretado por Sean Penn –que,
casualidad, trabaja para esa misma revista-, acecha con su objetivo a un
guepardo de las nieves en lo alto del Himalaya. Aguarda, sigiloso, pero nunca
llega a tomar una fotografía. No es necesario, pues ese momento, ese instante
que no muchos pueden decir que tienen la suerte de haber vivido, estará vivo en
su memoria.
No es casualidad que en
su nuevo trabajo Ben Stiller haya escogido la desaparición de un negativo como
pretexto para lanzar a ese soñador despierto llamado Walter a la mayor aventura
de su vida. La vida de todos nosotros puede ser contada a través de una
secuencia de instantáneas, de recuerdos sostenidos en la memoria. Pero la vida
de Walter es tan monótona que su álbum está vacío, y eso le obliga a echar mano
de su imaginación para verse a sí mismo como una persona aventurera y creativa.
Podría decirse que “La
vida secreta de Walter Mitty” es como la “Forrest Gump” de nuestros días,
aunque sin el carisma y simpatía innatos de su protagonista ni esa magia que
desprende el cine de Robert Zemeckis. En el fondo, en las dos subyace una idea
mucho más potente que la de la superación y la definición personales: la del
amor como chispa de la vida, como el detonante de los mayores sacrificios.
Pero aunque esto no sea
“Forrest Gump”, no se puede negar que sea una película repleta de alma. Stiller
pone todo de su parte en la realización, tanto en la parte real –el esplendor
con que fotografía los parajes de Islandia y Groenlandia es de ensueño; la
banda sonora con temas de José González, David Bowie, Of Monsters and Men y Arcade
Fire, entre otros, invita a volar con su protagonista; las apariciones de Kristen
Wiig, Penn y Shirley MacLaine son bienvenidas- como en la onírica –aquí hay
momentos para el recuerdo, como la súper pelea por el muñeco elástico-, y lo
que resulta es un canto a la vida, a la lucha por los sueños personales, a no
limitarse simplemente a soñarlos, sino a vivirlos. Desprende humanidad en cada
fotograma, algo muy alejado de sus trabajos más famosos.
Un film extremadamente
positivo que tiene ese puntillo de inverosimilitud que también desprendía la
cinta de Zemeckis en su momento. Pero mientras en aquella la casi imposible
vida de su personaje transcurría con la simpleza y naturalidad de quien ve lo
que le rodea con ojos inocentes, en la que nos ocupa es bastante más complicado
entrar en su juego una vez Walter decide abandonarlo todo y lanzarse a su
particular odisea. Superado este -para algunos insalvable- obstáculo, lo que queda
es la búsqueda de esa instantánea que resuma la quintaesencia de la vida.
A
favor: la música, la fotografía, y que invita a soñar y a
vivir los sueños
En
contra: cierto puntillo de inverosimilitud que puede hacer
que más de uno desconecte
Calificación: ****
Una película en la hay canciones de Bowie y Arcade Fire? Esto tiene que ser bueno.
ResponderEliminarTengo la sensación de que mañana voy a salir del cine muy contento y con una inyección de energía y buen rollo :D
Que la disfrutes compañero. Espero que te guste
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la crítica. "La Vida Secreta de Walter Mitty" me parece que ha sido injustamente machacada por la crítica (¿de dónde sale el 48% de Rotten Tomatoes?).
ResponderEliminarMe da que la comparan con la anterior versión y el relato original. Será por eso, aunque no he visto la otra. Pero sí, un 48% me parece descabellado. Por suerte, el público parece haber tenido otro criterio.
ResponderEliminar