NO a la Starbucks-ización
¿Qué hacemos si
sufrimos un apocalipsis zombi, si un encapuchado comienza a asesinar a personas
y si los cadáveres de nuestros vecinos se empiezan a amontonar en las calles?
¿Y si estamos ante el mismísimo fin del mundo? ¿Y si todo el destino de la
Humanidad depende de nosotros? Pues no pasa nada. Nos tiramos en el sofá,
miramos a otro lado, aceptamos la nueva situación como si nada hubiese
cambiado, siempre que no altere nuestras costumbres y vicios, y nos echamos
unas birras.
Simon Pegg, Nick Frost
y Edgar Wright llevan casi una década promoviendo el inmovilismo en unos
tiempos en los que la tecnología evoluciona a pasos agigantados, en que la
sociedad parece alienada y se limita a aceptar como normales muchos de los
cambios a los que se la somete, donde el contacto con el prójimo pasa por una
pantalla LED y los jóvenes campan a sus anchas por las calles como tribus
urbanas clónicas. Una sociedad adaptada al modelo Starbucks, donde los pubs han
perdido toda su identidad noventera, el escenario perfecto para que unos
personajes anclados en los 90 recorran su Milla del Oro. 5 amigos. 12 bares. 60
pintas –o 50 si uno opta por el agua mineral-. Un objetivo: sobrevivir a la
borrachera y llegar vivos al último pub, el Fin del Mundo… mientras el planeta
entero se va al traste.
“Bienvenidos al fin del
mundo” marca el fin de una era, de una trilogía que ha tirado de la parodia
como herramienta de análisis de una sociedad en contra de la Starbucks-ización. Del terror zombi de “Shaun
of the dead” y el policíaco british de
“Hot Fuzz” pasamos ahora a la ciencia-ficción tipo “La invasión de los ladrones
de cuerpos”, en la que sus personajes, más que luchar por el futuro de una raza
que bien merece una lección de buenos modales, lo hacen por su resistencia al
cambio y al paso del tiempo, por la defensa de la nostalgia de que todo tiempo
pasado siempre fue mejor.
La cinta supone una
alegre y divertida despedida a una trilogía en conjunto sublime, pero también
se convierte en el amargo adiós a dos actores y un director con una química que
traspasa la pantalla. Todo lo que se podía decir de positivo de sus dos
anteriores trabajos es aplicable a la que nos ocupa –los secundarios, la
elección de la banda sonora, esa flema británica inteligente en su sentido del
humor, su juego con los clichés del género que parodia-, y al igual que en
aquéllas, sus puntos más débiles –le cuesta algo arrancar, pero cuando lo hace
ya no hay marcha atrás- pueden ser fácilmente pasados por alto entre tanto
desmadre.
“Bienvenidos al fin del
mundo” es, en definitiva, un canto a la libertad del individuo, con todas sus consecuencias, a
un ser humano que es mejor cuanto más imperfecto se muestra, narrado a través
de la cruzada de cinco mosqueteros –fantásticos Martin Freeman, Paddy Considine
y Eddie Marsan completando el grupo- dispuestos a arrancar cabezas con tal de
preservar un estilo de vida. Y además es el dignísimo broche a un tipo de cine
al que vamos a echar de menos. Al menos, nos queda una moraleja para la
posteridad, que bien podría resumir toda la trilogía: en el país de los bebedores,
el borracho es El Rey. Con mayúsculas.
A
favor: todo (todo lo que ha funcionado a la perfección en
la trilogía)
En
contra: le cuesta algo arrancar y entrar en faena
Calificación: ****
Buena crítica! Pienso similar, está buena pero le cuesta un poco arrancar. Como película de ciencia ficción, cumple su papel. Visualmente es maravillosa, y sí… tiene un final esperable, pero no por eso menos emocionante.
ResponderEliminarSimon Pegg se roba cada escena, y su bromance con Nick Frost tiene momentos memorables.
Quizás no tenga siempre el ritmo adecuado y no sea lo que habría esperado. No es mejor que las dos anteriores entregas pero vale la pena.
Te invito a mi propia crítica de "The World´s End" en mi página: http://on.fb.me/1hI5Y3R
También aprovecho a invitarte a que me sigas en mi página para más novedades de cine, entre otras cosas
https://www.facebook.com/sivoriluciano
¡Saludos!
Una película muy mala: Bienvenidos al fin del mundo.
ResponderEliminarHe visto cine malo, pero como este bodrio ninguna. La comedia puede ser fácilmente criticable, es un género difícil de conseguir con acierto. Bienvenidos al fin del mundo, es un esperpento a 24 fotogramas por segundo. Con títulos como este no fomentamos que el público pueda asistir a las salas cinematográficos a ver que podemos ver, porque no volverán.
Todas las razonas para no verla en QUE PODEMOS VER
Bueno, es tu opinión, y respetable, faltaría más, aunque no he visto argumentos de peso en tu mini crítica.
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