Amor u odio eternos
Casi tres horas de
duración. Una ambición desmedida y palpable en los temas que aborda, y en cómo
los aborda. Un maquillaje algo chanante que
descoloca. Una temática que, en el fondo, no es de mi agrado. Estos y otros
muchos puntos son los que me llevaron en un principio a visionar “Cloud Atlas”
sin ningún tipo de expectativa, con el convencimiento de que iba a ver un film
pobre, ridículo, pretencioso y fallido. Pero qué satisfactorio es acabar su
abultado y denso metraje y descubrir que te has equivocado por completo, y que
has disfrutado tanto del viaje que dicho metraje se te ha pasado en un suspiro.
Pero entiendo que haya
buena parte del público y la crítica a los que el nuevo film de los Wachowski y
Tom Tykwer no les haya llamado en absoluto la atención. Es de ese tipo de
películas que o bien te enganchan durante los primeros treinta minutos, o prepárate
para padecer dos horas más de carga supuestamente existencialista. Cuando pasado ese primer tramo te estás interesando por las
múltiples líneas cronológicas que abarca, la película por fin te ha llegado. Y
si lo consigue, se te queda metida en el cuerpo. No es una cuestión de tener
más o menos inteligencia o más o menos sensibilidad. O te entra, o no te entra,
y todas las posturas hacia ella son válidas, no deja indiferente a nadie.
Por supuesto, no es un
film redondo. Si no comulgas con su espíritu, el maquillaje de algunos
personajes, sus historias –unas mejores que otras, eso sí, siendo quizá la que
más floja la del editor y las más interesantes las dos ambientadas en esos
futuros tan lejanos y distantes a la vez de nuestro tiempo-, su desmedida ambición y su mezcla de referentes
pueden acabar pesando como una losa, y aunque acabes siguiéndole el ritmo,
estos detalles son pequeñas piedras en el camino. Si te gusta, sus referentes
serán homenajes y si no, serán plagio –lo mismo puede aplicarse a la saga “Matrix”,
hoy en día tan venerada como clásico indiscutible del género-. Si la odias, sus
actores te parecerán ridículos –aquí también tiene sus más, como un
sorprendentemente comedido Hugh Grant, y sus menos, como la plana Halle Berry,
incapaz de matizar sus múltiples personajes-. Si la detestas, su mezcla de
géneros te parecerá un sin sentido. Si la amas, te agradará ver lo bien que
pasa de la comedia al drama, de la ciencia-ficción pseudo-existencialista a la
acción futurista, y del anime al thriller con tintes corporativistas.
No entraré en la
comparación con la novela en que se basa porque no la he leído. Tampoco entraré
un tema en el que no creo como es el de la reencarnación, porque considero que
más bien habla de sentimientos universales y de actos que perduran más allá del
tiempo y afectan, para bien o para mal, a generaciones futuras. Pero sí aplaudo
la valentía de estos tres cineastas por arriesgar una vez más, por proponer un
cóctel de épocas muy bien ambientadas y con unas transiciones tan bien
hilvanadas las unas con las otras mediante temáticas tan diversas como la
libertad, la redención, la lucha por los ideales, el amor y cierto espíritu
reaccionario que ya analizaran, aunque fuera por separado, en trabajos
anteriores. Aplaudo su valentía a la hora de proponer algo tan denso como “Cloud
Atlas” al margen de los parámetros de los estudios y sin complacer a nadie. Y en
definitiva porque ya por separado son realizadores que van un paso por delante
del séptimo arte, aunque sus trabajos puedan parecer a priori extravagantes y
exagerados. Porque es una cinta libre, sin ataduras, y en el caso de los Wachowski
podríamos estar incluso ante su film más personal. Y porque da pie a la
controversia, y por todo eso podría acabar siendo una pieza de culto ahora
incomprendida. Pero lo dicho, la postura de cada cual dependerá de si la ama o
la odia. Ustedes deciden.
A
favor: si la amas, puede ser un viaje inolvidable
En
contra: que es fácil odiarla
Calificación: ****1/2
La voy a ver
ResponderEliminarYa me dirás qué te parece, si pasa el sergiómetro o no
ResponderEliminarLo de 'Atlas de las Nubes' se me escapa completamente de las entendederas. Está bien ser ambicioso, en el sentido de pretender, pero si sólo se queda en eso, pues claro, tenemos lo de pretencioso. Es un desastre cinematográfico. No sé qué tendrían en la cabeza Tom Twyker y los Wachoski, pero esta historia de tintes 'cuánticos' no se coge por ningún lado: larga, tediosa, las historias al rato no interesan nada, infantiles... Uf, es que no tengo adjetivos. Tres horas, casi me puse por obligación acabarla, soportar esta tortura, era tal mi incredulidad. Y es que evidentemente había dinero, grandes actores, no sé de qué guión, sobre el famoso libro, partirían para acabar dándonos estos resultados. Indescriptible. Un saludo!!!
ResponderEliminarMe pasó justo lo contrario que a ti, manipulador. A la media hora estaba fasinado. O te entra, o no te entra.
ResponderEliminarPues a mi me encantó. Me parece una de las historias mejor contadas en el cine de los últimos años. La película habla del pasado, presente y futuro y en una metalectura, también rinde homenaje al cine del pasado, del presente y el que podría ser el del futuro... Pero para gustos, colores.
ResponderEliminarNada Ignacio, queda claro que esta peli o la amas, o la odias. Yo he acabado amándola, con sus más y sus menos.
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