Tony Leblanc (1922-2012)

Cantante, humorista, futbolista,  bailarín, boxeador, director, actor... No hay nada que Tony Leblanc  no hiciera en vida, en una dilatada carrera que comenzó hace 83 años, la más larga y veterana de todo el cine español. Durante sus primeros 22 años fue pichichi de Tercera División, campeón de Castilla de los pesos ligeros y botones, antes de debutar en cine a comienzos de los años 40.

No fue hasta los años 50 cuando conocería la fama con títulos como "La Revoltosa", "Historias de la radio", "El Tigre de Chamberí", "Los tramposos", "Historias de la televisión", "Las chicas de la cruz roja", o dos de sus mejores interpretaciones en 1970 en "El astronauta" y "El hombre que quiso matar". Dirigió y escribió también tres filmes y compuso un pasodoble de gran éxito. Formó pareja artística con Concha Velasco y un trío cómico con los ya fallecidos José LUis Ozores y Manolo Gómez Bur. Por entonces ya se había labrado una fama como humorista en comedias para televisión y cine, lo que le dejó fatalmente encasillado.

Su carrera comenzó a entrar en declive durante los años 70 y decidió en 1975 retirarse del cine. Pero su carrera en el teatro también se vio truncada por culpa de un accidente de tráfico que le retiró de los escenarios durante 15 años. Hasta que llegó Santiago Segura, que le sacó del ostracismo y revitalizó su carrera en la saga Torrente, ganando por la primera el Goya a mejor actor de reparto, premio que lograba por segunda vez -cuatro años antes de manera honorífica-.Más allá de anuncios de televisión y la franquicia de Segura participó en la serie "Cuéntame cómo pasó" durante siete años.

"Soy el mejor actor del cine español". Éstas fueron sus palabras, antes de decir que si no se lo decía él mismo, nadie lo haría. Pero no le faltaba razón. Se nos ha ido, víctima de un paro cardíaco, el que posiblemente sea el actor más completo de nuestro cine, y en ese sentido sí podía ser considerado el mejor. Entrañable, simpático, con un sentido del humor increíble, vitalista,... Tony Leblanc se va, pero el Tigre de Chamberí no morirá después de más de un centenar de trabajos en todos los terrenos. Descanse en paz, maestro.