Haciendo las delicias de Emmett
Brown
Ya lo decía el eminente
Emmett Brown, que jugar con el tiempo puede tener consecuencias catastróficas.
Puede, en el mejor de los casos, poner en peligro la existencia de nuestra
galaxia. Y jugar en la ciencia-ficción con los viajes en el tiempo puede traer
serios problemas. Porque no todos los filmes que versan sobre el tema poseen
una lógica interna sólida. Mientras la propia “Regreso al futuro”, y
especialmente sus dos secuelas, tenía errores de guión insalvables provocados
precisamente por jugar con el tiempo, “Los cronocrímenes”, “Star Trek (2009)” o
la serie “Lost” manejaban con solvencia este tipo de argucias argumentales con
aparente facilidad.
Pero pocas veces se
termina de ver una película sobre viajes en el tiempo con la sensación de no
estar al borde del derrame cerebral, algo muy común en este tipo de
producciones. Lo que ofrece “Looper”, sorprendentemente, es ciencia-ficción
sobre viajes en el tiempo para dummies,
pero sin que nos sintamos dummies.
Una trama bien hilada –por si acaso, y como dice un crepuscular Bruce Willis, es
mejor no razonar demasiado el asunto, no vaya a ser que el conjunto se desplome
como un castillo de naipes- y explicada en la que es difícil perderse, aunque
requiere para ello cierta atención del espectador.
Una trama en la que
confluyen viajes temporales y telequinesia, siendo lo primera un enorme McGuffin
de lo segundo. Una ciencia-ficción destinada, en su historia, a ser revisitada
en el futuro como obra de culto, un futuro del año 2074 en el que los
asesinatos están prohibidos y se ejecutan limpiamente mandando a los objetivos
treinta años atrás para ser eliminados por los loopers, asesinos a sueldo cuyo retiro llegará cuando se envíe a su
yo del futuro para ser erradicado. Un trabajo limpio, pulcro, sin fisuras… y
con los años contados.
Rian Johnson nos ofrece
un trabajo bien rodado, bien montado y bien interpretado, en el que la tan
cacareada caracterización de Joseph Gordon-Levitt queda en segundo plano una
vez coincide con Willis en pantalla, sin llegar a desentonar del todo. Parte de
una idea prometedora que no desaprovecha en absoluto, pero que tampoco acaba de
explotar lo suficiente. Tras una primera parte soberbia, que hace pensar si
estamos ante un clásico del género, el segundo tramo comienza a palidecer y se
convierte en lo más convencional del conjunto. La historia pierde verdadero
fuelle en una especie de nuevo “Terminator”, un cambio que no la estropea, pero
tampoco la beneficia.
“Looper”, a pesar de
ello, es una interesante propuesta de lo más entretenida que algunos se han
aventurado a catalogar de clásico y la han elevado a la categoría de culto y
cinta visionaria. Yo no he visto eso. Esto no es “Origen”, tras cuyo visionado
sentías que habías visto algo grande. Tampoco es “Regreso al futuro”, a la que
el tiempo ha hecho mayor justicia. Ni siquiera es “Brick”, la rompedora opera
prima de su realizador. Es una más. Una que esperemos haga las delicias de Doc.
A
favor: su primera parte, que sí que huele a clásico, y los
escasos careos entre sus dos protagonistas
En
contra: el segundo tramo, el más convencional y en el que
el conjunto pierde algo de gas
Calificación: ***
Me alegra ver que no soy el único "loco" al que Looper no le pareció nada del otro mundo. Una vez más compruebo que mis gustos se asemejan bastante a los tuyos.
ResponderEliminarUn saludo, cinéfago!
Me alegro de que coincidamos una vez más. Sobrevalorada, como el último 007.
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