sábado, 21 de julio de 2012

LA CRÍTICA: The Dark Knight Rises

Se acerca la tormenta
Hay en este desenlace de la trilogía del caballero oscuro una atmósfera incómoda, enrarecida por dos factores que, en malas manos, podrían haberla lastrado como película. En primer lugar, por su propia condición de final épico que le pesa como una losa, que la hace más susceptible a la decepción que provoca el hecho de que la resolución de la saga no esté a la altura de las expectativas de algunos. Por otro lado, está su misma autoconsciencia como blockbuster de masas, como hype tan hinchado que puede explotar y que hace que Nolan tome decisiones de lo más convencionales.

Porque estamos ante la entrega más convencional de la franquicia, la que deja una mayor sensación de encargo por parte de su responsable, como si de un producto alimenticio se tratase. Hasta ahora, el espectador, al acabar de ver uno de sus filmes, se sentía inteligente, no por entender las tramas, sino porque su creador sabe no ser condescendiente con el espectador. Aquí, sin embargo, Nolan opta por ser complaciente con el público, y regala algunos de los momentos menos sutiles de su filmografía. La forma de morir de algunos personajes –el de uno, que no desvelaré, es especialmente preocupante, ya que merecía un destino mucho mejor que un simple fogonazo-, algunos flashbacks insertados para refrescar innecesariamente la memoria de los espectadores, la explicación de las motivaciones de los villanos, o unos minutos finales que prefieren mostrar más que sugerir –habría bastado con la mirada cómplice de un soberbio Michael Caine en un plano decisivo para transmitir lo que quería decir- y que dejan la puerta abierta a una aparentemente posible, aunque descabellada y muy improbable, secuela, son solo algunos ejemplos.


Pero los aciertos son tantos que sus defectos no ensombrecen la épica del film. Incluso ese final que puede decepcionar a más de uno tiene una sublectura interesante acerca del carácter eterno del mal y de la necesidad de un justiciero en Gotham, independientemente de quién se encuentra tras la máscara.


“The Dark Knight Rises”, más que acabar con la historia –si lo pensamos un poco, ni con la muerte de todos los personajes del film, habría paz en la ciudad-, finaliza el ciclo emprendido con “Batman Begins”. Si en esta Batman era un símbolo que infundía miedo en los que daban miedo, esta nueva entrega reincide en la necesidad del superhéroe, devolviéndole el protagonismo a Bruce Wayne –el mejor Bale de toda la trilogía-, tras una segunda parte en la que el Joker fagocitaba al hombre murciélago y con la que no es conveniente establecer comparaciones. Y he aquí uno de sus mayores aciertos, pues Nolan vuelve a sus orígenes, a ese ser humano enfundado en su oscuro atuendo, que deberá vencer su propio miedo para vencer al miedo.


Un miedo encarnado por un magistral y amenazante Tom Hardy que invita a la anarquía, al caos total que intentara instaurar el Joker a golpe de inteligencia, pero esta vez de una manera más física. A su lado desfilan algunas decisiones que se corresponden con esa faceta del Nolan más complaciente que apuntaba anteriormente. Una sensación materializada en la presencia de amores para Wayne/Batman, en la inclusión de la ambigua Catwoman –Anne Hathaway está estupenda, pero su rol no acaba de encajarme en esta nueva franquicia- o el papel final de Joseph Gordon-Levitt.


Pero, con todo, estamos ante el broche de oro que merecía la trilogía, sellado por la siempre sublime composición musical de Hans Zimmer. El que decepcione más o menos depende de cómo encaje cada uno sus decisiones. Y, aunque le pese a su director, que se toma como siempre su tiempo para poner las cartas sobre la mesa, lo cual puede exasperar a más de uno, sí que hay una importante lectura socio-política en el film. Por TDKR flota el clima post 15-M, con esa mentira que mantiene a raya al pueblo, con esa ciudad dominada por una bolsa financiera que acaba estallando, y por ese Bane que, a golpe de dictadura, invita al pueblo a sublevarse contra los políticos, los ricos y en general contra los que tienen el poder. La tormenta se acerca, y esperemos que cuando estalle no se parezca en nada a la de la película. Porque, desgraciadamente, no habrá más Batman de Nolan para salvarnos.

A favor: Es tan grande que sus defectos pueden ser pasados por alto, según la paciencia de cada uno
En contra: su condición de blockbuster autoconsciente y de hype hinchadísimo, y que haya quien se empeñe en compararla con su predecesora

Calificación: ****

10 comentarios:

  1. Interesante entrada. ¡A ver cuándo puedo verla!

    ResponderEliminar
  2. Amo a batman tanto como a Nolan
    pero tardaré...y mucho, en amar tdkr, pues es un despropósito total llena de errores narrativos, de cabos sueltos y de personajes desdibujados.

    ResponderEliminar
  3. Tanto como yo tardaré en amar ese despropósito llamado Spider-Man 3. Ah no, que jamás la amaré, eso solo se te ocurre a ti.

    ResponderEliminar
  4. sí...sé que estoy solo...
    ...pero se está taaan bieeen
    siendo único y especial!!!
    que unirme a la masa borreguil me da
    VÉRTIGO.
    (padezco de sustos).

    ResponderEliminar
  5. Ya te uniste a la masa borreguil anteriormente defendiendo la nueva entrega de Spider-Man, y te saliste de ella mucho antes defendiendo Green Lantern. Lo tuyo es una montaña rusa más mareante que la de Polar Express.

    ResponderEliminar
  6. gerardo acabas de demostrar que no leiste mi critica de the amazing...
    exijo públicas disculpas y una compensación económica

    ResponderEliminar
  7. Me disculparé cuando tú te disculpes con lo que soltaste sobre Catwoman el otro día...

    ResponderEliminar
  8. pasa de la disculpa...y el dinero?

    ResponderEliminar
  9. Hacemos una cosa: tú me pagas a mí primero, yo luego te pago y te cobro un 20% de intereses. Rajoy lo haría.

    ResponderEliminar
  10. rajoy si, yo...
    por cierto
    ¿cual es la merienda preferida de rajoy?
    las oreo chips rajoy!

    ResponderEliminar