La fiesta más salvaje del año
Cada generación tiene
su propia comedia sexual adolescente. En los 70 surgía un clásico de la comedia
americana titulado “Animal House” –en España conocida con el acertado título de
“Desmadre a la americana”-, que venía a sentar las bases de un subgénero al que
sucedieron referentes generacionales exitosos como “Porky’s”, “American Pie” o
“Supersalidos”, que desgraciadamente dejaron por el camino otras obras
destacables e injustamente olvidadas como “Ya no puedo esperar” o “Road Trip”.
Pero, en clave de comedias desenfrenadas y alocadas, se escondía en cada una de
ellas un fiel reflejo de la generación de adolescentes a la que retrataban.
Sólo el tiempo dirá si
“Project X” es un divertimento pasajero a engrosar la lista o si bien merece
ser considerada una pieza de culto más allá de los jóvenes que se dedican a
copiar su espíritu: romper todas las reglas posibles organizando la fiesta más
épica de la historia.
En su superficie, la
película podría transcurrir perfectamente en una noche de resaca del trío
protagonista de “Resacón en Las Vegas”, cuyo director, Todd Philips, es,
casualmente, productor de la que nos ocupa. Lo que comienza siendo un proyecto
de nombre más bien anecdótico –atrás queda esa Generación X a la que
diseccionaba Ben Stiller en la estimable “Reality Bites”- acaba convirtiéndose
en una fiesta fuera de control con adolescentes borrachos, drogas, chicas
desnudas en una piscina en la que también tiene cabida un coche, un perro
volador o un enano especialista en golpear las zonas bajas.
Pero, en esencia, viene
a retratar con bastante acierto una generación perdida y desarraigada, adicta a
las nuevas tecnologías –el uso del found
footage, más que cambiar el estilo del género, es un recurso inevitable consecuencia
de la cultura social actual-, hijos de unos padres excesivamente permisivos que
no han sabido transmitir deberes, sino derechos. Y, claro está, una generación
extremadamente salida, aunque en eso no hemos cambiado desde el clásico de John
Landis.
Sin embargo, si bien da
en la diana en su retrato generacional, falla estrepitosamente en su mensaje
final, cuando llegan las consecuencias de esa bacanal imposible que, mientras
dura, no deja de ser divertida si uno se deja llevar por la juerga. Las
consecuencias de los actos del cuarteto protagonista en parte son realistas. La
defensa de los padres hacia sus hijos, la actitud del padre que no riñe, sino
que se sorprende de que su hijo perdedor haya sido capaz de montar semejante
embrollo, el protagonista volviendo al instituto como un triunfador,
consiguiendo incluso a la chica… Todo forma parte de una crítica hacia los
fallos de la educación familiar moderna, lo cual está logrado, pero sus minutos
finales parecen lanzar un mensaje subliminal de apoyo a la rebelión masiva. Un
desenlace feliz muy forzado que, pese a su coherencia, parece transmitir la
idea de que sus actos les harán ser héroes. Y este discurso, tengamos cuidado,
es más incendiario que montar la fiesta más salvaje del año.
A
favor: la desenfrenada fiesta, y que esconde bajo su
superficie un acertado retrato generacional
En
contra: el ambiguo mensaje subliminal de sus minutos
finales, invitando a la rebelión adolescente
Calificación: ***1/2
Oye pues me la voy a apuntar, que tiene buena pinta así de primeras.
ResponderEliminarMe ha recordado un poco a una peli mítica para mí, porque la vi en plena adolescencia como fue Kids, otro himno generacional que me marcó.
Saludos.
Pues sí, Kids es mítica. También la vi en plena adolescencia, con apenas 15 tacos, unos pocos años después de estrenarse. Me pregunto qué habría pasado si Larry Clark hubiera dirigido Project X... Lo dejo caer.
ResponderEliminarLa peli me gusto, com para pasar el rato, no es la gran cosa, pero zafa!
ResponderEliminarmuy buena tu pagina!
me interesaria agregarte como web amiga, si te interesa mandame un msj!
http://cinerama-uy.blogspot.com
salu2!
Project X es de esas películas que sin duda esperas que sean malísimas pero al contrario, es muy entretenida, muy divertida y todo el tiempo te tiene con la boca abierta no sabes qué va a pasar.
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