Cosas de marcianos
“Extraterrestre”
termina casi de la misma manera que “Los Cronocrímenes”, el clásico moderno de
culto de Nacho Vigalondo. Dos personajes sentados en sus hamacas contemplando
el panorama con la cotidianeidad de quien lleva toda su vida inmerso en el
conflicto al que se enfrentan. Con su opera prima, este segundo trabajo guarda
además otra poderosa característica, su condición de relato más acorde a los
parámetros del cortometraje, si bien el desarrollo de su nueva propuesta no se
ve lastrado, como ocurría entonces, por la constante sensación de que todo
habría resultado más verosímil en el universo del corto.
Y más allá de su más
que demostrada cualidad para crear historias y situaciones aparentemente
cotidianas, se acabaron las similitudes. “Extraterrestre” es todo lo que “Los
cronocrímenes”, por ser un debut, jamás pudo ser. Vigalondo cuida a sus
personajes –en su anterior película, lo importante era la historia, hilar la
trama de principio a fin-, les da dimensión y empaque, y demuestra una madurez
en el guión y en la dirección técnica y artística abismal con respecto a su
predecesora.
Porque pocos
realizadores pueden tratar una invasión alienígena sin abandonar las paredes de
un piso ni las idas y venidas de sus cuatro protagonistas. La invasión es una
excusa para encerrarles, para que tres elementos se desvivan por la maravillosa
Michelle Jenner y se pongan la zancadilla los unos a los otros. Su título no
hace alusión a los visitantes. Los verdaderos extraterrestres de Vigalondo ni
siquiera se hacen pasar por humanos. Son todos esos que, cuales pagafantas, no
se dan cuenta de cuándo están de más en un grupo y en la vida de otras
personas.
“Extraterrestre” es una
comedia viva, fresca, más de sonrisa que de carcajada, con cuatro actores
excelsos –especialmente Carlos Areces y Raúl Cimas-, y que no llegará a la
categoría de culto, sino que quedará como una comedia simpática. Pero eso le
pasa a ese marciano llamado Nacho Vigalondo, capaz de parir filmes
tremendamente marcianos y que aún no tienen su público asegurado. Y, sin
embargo, son comedias marcianas como esta las que necesita el cine español. No
hace falta salir del planeta para sentirnos extraterrestres. Ya lo hace esa
generación de cineastas curtidos en la década de los 80 por nosotros, con
Vigalondo, Bayona y Cobeaga a la cabeza, y en cuyas manos está el futuro de
nuestro cine.
A
favor: Carlos Areces y Raúl Cimas, dos robaescenas natos
En
contra: hay que ser bastante marciano para que el cine de
Vigalondo termina de encajar entre el gran público
Calificación: ****
A mí sin embargo me parece mucho más interesante «Los Cronocrímenes» que ésta. El nudo mental al que somete a nuestro cerebro me apasionó en la primera y me aburrió en la segunda. A pesar del reparto.
ResponderEliminarPero como de Vigalondo me gusta prácticamente todo, espero con ganas la siguiente :)
Ahora releyendo la crítica da la impresión de que me ha gustado más esta. Es justamente al revés. Extraterrestre es una buena película, original a su manera y fresca, pero Los Cronocrímenes es una joya, pese a sus limitaciones técnicas y artísticas, que esta sí solventa, como segundo trabajo que es. Pero son muy distintas, así que compararlas sería injusto.
ResponderEliminarYo soy muy fan de Vigalondo, así que no sé hasta que punto mi opinión es objetiva, pero Extraterrestre me parece una joya del cine de bajísimo presupuesto.
ResponderEliminarEs cierto que el nivel de "espectáculo" bajó respecto a Los Cronocrímenes, pero ya dijo Vigalondo en más de una ocasión que Extraterrestre es una película de transición. Un pequeño piscolabis que ha hecho para no aburrirse antes de empezar su siguiente película.
Aún creo que es una comedia de enredo y situaciones incómodas muy lograda. Un puzzle de engaños más complejo de lo que puede parecer.
Pero lo que más me gusta de Extraterrestre es que nos cuenta el extrarradio de la invasión alienígena. La parte en la que no hay militares, ni explosiones, ni rayos láser. La parte que, en teoría, no debería importarle a nadie.
Pues sí Dr. Gonzo, es parte de ese concepto del cine tan marciano que tiene Vigalondo. Y lo que has dicho de peli de transición me recuerda a su segundo corto, Choque, que es totalmente diferente a 7:35 de la mañana. Cosas de marcianos.
ResponderEliminarA mí me ha gustado bastante, ahora mismo tendría que verla de nuevo para valorarla respecto a los Cronocrímenes, ambas me gustan mucho y cada una tiene sus cosas. No entiendo que haya tenido tan poca taquilla.
ResponderEliminarESTIMADOS HERMANOS (sitio ajeno al blog):
ResponderEliminarSolicito la fusion de todos los vórtices del planeta tierra incluyendo a todos los vórtices virtuales que me exploran esotéricamente porque soy el avatar y la transmigracion divina del arcángel Metatron y porque mi oprobio sexual con mi país Guatemala debe a que mis impostores polares del vórtice virtual que me explora esotéricamente me adjudicaron de prevaricador (payaso macabro que zarandea funestamente a la gente) con mi secuela de calumniarme de violador sexual por resarcirme con una necrofilia parafilica.
COMENTARIO PERTINENTE AL BLOG:
Solicito la fusion de todos los extraterrestres porque soy el avatar y la transmigracion divina del arcángel Metatron y porque tambien soy el sacerdote extraterrestre como tambien porque alcanzamos a la absolucion demográfica del mundo humano en el planeta tierra y a la emigracion extraterrestre al planeta Júpiter de la galaxia vía láctea.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito la develacion divina de mi encarnacion divina del Dios extraterrestre Metatron a todos los vórtices del mundo y a todos los vórtices virtuales que me exploran esotéricamente durante 21 años de percance apologal por especularme denigrante como tambien a todo el mundo ordinario.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.