Comienza
la cuenta atrás a los Oscar, que se estregan el domingo de madrugada, o ya
lunes, si prefieren. Y para amenizar la espera, aquí va el análisis de las
principales categorías. Quién tiene más posibilidades, quién falta, quién
sobra… Es mi valoración personal, y de aquí sale mi quiniela. Para quien no le
convenza, recuerden que aún se puede votar a sus favoritos en el siguiente
enlace. Que gane el mejor. El mejor para la Academia, claro está.
Mejor actor: Entre galanes anda el
juego
Estamos, posiblemente,
ante la categoría más reñida de todas. Y es que, para ser justos, debería haber
como máximo diez nominados a mejor actor, pues 2011 ha sido uno de los años más
destacables en cuanto a intérpretes masculinos, tanto que la Academia lo ha
tenido difícil para elegir sus cinco favoritos. Inevitablemente, se han quedado
muchos por el camino. El actor del año, Michael Fassbender, el eterno ignorado,
Leonardo DiCaprio, el icónico y de culto, Ryan Gosling, o el independiente y
reivindicable, Michael Shannon, son sólo unos pocos ejemplos de los
injustamente olvidados. Pero sólo puede haber cinco.
De todos los nominados,
pese a ser un gran actor, el que menos papeletas tiene, aunque encabece las
votaciones de webs de habla hispana, es Demián Bichir. Su interpretación en “A
better life” ha sido reconocida por la crítica, aunque no haya ganado ningún
premio por ella, y su mención parece más de relleno que otra cosa. Muchas más
posibilidades tendría el gigantesco Gary Oldman, que pese a su vasta carrera,
se enfrenta a su primera nominación al Oscar, totalmente merecida, pero es
incomprensible que no haya sido nominado antes. Y aunque Brad Pitt haya sido
nominado con anterioridad, parece ser el eterno perdedor. Y más por
“Moneyball”, que aunque posee intensidad no es de las mejores de su carrera. De
hecho, si lo ganara podría considerarse un insulto para un actor que ha
brillado más antaño.
Porque figure quien
figure en esta categoría, el gran duelo está entre dos galanes. Entre un recién
llegado a Hollywood y los Oscar, y un veterano al que siempre se le escurre la
estatuilla de los dedos. Ya sea como actor, director o guionista, Clooney ya ha
afrontado la derrota en anteriores ediciones, y nunca pierde ni su sonrisa ni
su carisma, y mucho menos su sentido del humor. No olvidemos que tiene un Oscar
como actor de reparto por “Syriana”, pero el de actor se le ha resistido en dos
ocasiones. Es, con diferencia, el que más premios ha ganado en esta carrera por
la estatuilla dorada, entre ellos el Globo de Oro a mejor actor dramático. Se
haría justicia si se lo llevase.
Pero el gran rival de
Clooney tiene acento francés. Jean Dujardin ha saltado a la fama mundial con su
irresistible George Valentin de “The Artist”, que se come literalmente la
pantalla. Un papel tragicómico que lo tiene doblemente complicado, pues debe
transmitir solamente con gestos y miradas, algo para lo que el carismático y
expresivo actor no ha supuesto ningún problema.
No se le ha resistido ni el BAFTA, ni el Globo de Oro a mejor actor de
comedia o musical, y tampoco el premio del Sindicato de Actores, arrebatándole
el galardón a otro George, esta vez real, del que se ha hecho colega. La cosa
queda entre galanes, pero puede que Clooney se vaya de vacío de nuevo.
Realmente, podrá ganarlo en el futuro, pero para Dujardin ésta podría ser su
última oportunidad.
Mejor actriz: Mejores que sus
películas
Voy a dejarlo claro
aquí también. Echo de menos a algunas actrices. No a tantas como actores, pero
las echo de menos. Echo de menos a la sorprendente Kirsten Dunst de
“Melancolía”, a la revelación Elizabeth Olsen de “Martha Marcy May Marlene”, a
la versátil Kristen Wiig de “La boda de mi mejor amiga” o a la rotunda Tilda
Swinton de “We need to talk about Kevin”. Digo rotunda sin haber visto la
película, porque esta actriz jamás falla.
En su lugar tenemos
cinco potentes actrices, que bien merecen la nominación. Eso sí, todas tienen
algo en común: son lo más destacable, lo más revelador, si no lo mejor en
algunos casos, de sus respectivas películas. Es lo que les ocurre a Glenn Close
en “Albert Nobbs”, a Michelle Williams en “Mi semana con Marilyn”, y a Meryl
Streep en “La dama de hierro”. Los filmes son olvidables, irregulares, pero
ellas elevan la categoría del conjunto a destacable.
Y aunque a la Close se
la meriende cruda su compañera de reparto, Janet McTeer, es una excelente
actriz que merece el Oscar ya, aunque sea por un papel en el que hace de la
inexpresividad una poderosa arma interpretativa. Cinco nominaciones hasta
ahora, y ningún Oscar. Sencillamente lamentable, aunque lo tiene difícil dada
su escasa presencia durante la carrera de premios.
Al otro lado tenemos a
esa idolatrada actriz con la que siempre la confunden, tristemente. Meryl
Streep, para algunos la actriz perfecta, para otros, y me incluyo, de incómoda
presencia. Con ella me pasa como con Anthony Hopkins, que desprende tanta
seguridad y se le ha dado tanta importancia que ha perdido ya el interés, hasta
el punto de considerarla cargante y sobrevalorada. Pero al César lo que es del
César, es una excelente actriz, aunque su Margaret Thatcher sea también lo
mejor de una película tan floja como “La dama de hierro”. Es tan adorada que,
cada vez que es nominada, todos la colocan como favorita en las quinielas, como
esperando a que gane su segundo Oscar como actriz –tercero en total, que tiene
otro como actriz de reparto-. Porque agarrémonos, la dama acumula ya casi una
quincena de nominaciones al Oscar. Este año, el Globo de Oro a mejor actriz
dramática y el BAFTA la avalan, pero ¿por qué este año iba a ser distinto a los
anteriores y debería llevarse el Oscar?
Si atendemos a los
Globos de Oro, su rival directa es, sin duda, Michelle Williams, que obtuvo el
de mejor actriz de comedia o musical. Ya cuenta con dos nominaciones
anteriores, una como secundaria y otra como actriz –la última el año pasado por
“Blue Valentine”-, y es la que más premios acumula en total. Y aunque su
interpretación en “Mi semana con Marilyn” no es la mejor de su carrera, es tan
maravillosa como actriz que ya lo va mereciendo, y además es lo mejor de una
película por otro lado bastante irregular, logrando captar la esencia de su
personaje. Sea como fuere, sería paradójico que el primer Oscar de Marilyn
Monroe fuera como personaje, no como actriz.
No me he olvidado de
ella, de la infiltrada Rooney Mara, cuya Lisbeth Salander en el Millennium de
David Fincher ha pasado desapercibida durante la carrera de premios
sencillamente porque el film ha llegado tarde. No es lo mejor del film, pero sí
resulta rotunda y salvaje, inmejorable, y de lo más destacable de la
adaptación, con una química portentosa con su compañero Daniel Craig. Y pese a
llegar tarde, le ha dado tiempo a ganar dos premios de la crítica de un total
de menos de cinco nominaciones.
Pero aunque haya
mujeres travestidas como hombres, damas de hierro que están esperando su
ansiado Oscar, tentaciones rubias resucitadas y chicas duras con dragones
tatuados, el premio del Sindicato de Actores ha ido a parar a una actriz
formidable que no rivaliza en cantidad de premios con sus compañeras de
categoría. Ésta es la segunda nominación de Viola Davis, y qué mejor premio
para una actriz que por un film coral donde las mujeres son las auténticas
protagonistas. Tan coral es que, precisamente, son sus actrices lo mejor de
“Criadas y señoras”.
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