"The Devil Inside", la película a la que se opone el Vaticano, revienta la taquilla americana

Anoche se producía la sorpresa en la taquilla americana. Tras dos semanas de hegemonía de Tom Cruise, William Brent Bell y Matthew Peterman han dado el campanazo con "The Devil inside", que ha entrado directa a la primera posición con casi 16,85 millones de dólares durante su primer día, quedando muy cerca de los 17 cosechados por "Cloverfield" hace tres años, que sigue siendo el mejor estreno de enero de la historia. No es la primera vez que Peterman y Bell aterrizaban con una propuesta de terror. Hace cinco años lo hacían con "Stay Alive", descuartizada despiadadamente por la crítica y el público. Ahora, tras este magnífico comienzo, parece que se convierten en revolucionarios de un género, el terror, que en 2011 corrió la misma suerte con la presencia de la exitosa "Insidious". Y la rentabilidad está más que asegurada, pues ha costado solamente un millón de dólares, todo por venderla como una nueva propuesta de los responsables de "Paranormal Activity".

¿Qué cuenta "The Devil Inside"? Pues cuesta supuestamente un hecho real. El 30 de octubre de 1989, Maria Rossi cometió un triple asesinato mientras se le practicaba un exorcismo. Veinte años después, su hija Isabella, acompañada de un equipo de filmación, trata de comprender la verdad de lo sucedido esa noche y viaja al Hospital de Centrino para depravados mentales en Italia, donde su madre ha sido encerrada para determinar si es una enferma mental o está poseída por demonios. Isabel decide reclutar a dos jóvenes exorcistas que podrían curar a su madre usando métodos poco convencionales que combinan la ciencia y la religión y terminan enfrentándose cara a cara con el mal en estado puro en forma de cuatro poderosos demonios que poseen a María. Todo muy típico, combinando el falso documental con el contorsionismo más imposible. Pero, eso sí, sus tráilers los ponen por corbata. Ha sido atrasada al 16 de marzo de este año para su estreno en España, y lo más morboso del asunto es que el Vaticano se opone a su exhibición en salas.