domingo, 28 de febrero de 2010

La película del mes


La lista de Schindler *****
El reconocimiento de un maestro


Existen películas cuyo efecto colateral en el espectador continúa incluso cuando no se está visionando el filme. Un solo recuerdo de una escena, un tema musical determinado y hasta una frase se quedan en la memoria y hacen rememorar lo que se sintió, y se siente, al ver la película. “La lista de Schindler”, con la que por fin Spielberg recibió el reconocimiento que llevaba tiempo mereciendo, es de ese tipo de películas. Imposible olvidar sus imágenes documentales, sus crudas secuencias tan realistas, e imposible olvidar a sus actores, sus personajes, su banda sonora…
En 1982, cuando el director presentaba “E.T.”, apareció una novela titulada “El arca de Schindler”, de Thomas Keneally, que narraba la vida real del empresario alemán Oskar Schindler, quien consiguió salvar las vidas de cientos de prisioneros judíos del exterminio nazi usando como tapadera su fábrica. Más de 30 años pasaron desde que los hechos ocurrieran hasta que finalmente saliese publicado el libro. Su existencia se debe a Leopold Pfefferberg, uno de los judíos de Schindler, como se les conoció posteriormente, quien decidió contar la historia. Pero el hecho de que tardara tanto en publicarse la novela se debió al poco olfato de los mandamases de Hollywood. Pfefferberg, que había recopilado una enorme cantidad de documentos de la época sobre el empresario, se recorrió los estudios y los despachos de guionistas, productores y directores para que rodaran la historia de Oskar Schindler, pero no obtuvo éxito. Hasta que en 1980 entró en su tienda de Beverly Hills el escritor Thomas Keneally. Cuando Pfefferberg se enteró de la profesión de su nuevo cliente le enseñó todos los archivos recopilados y le convenció de escribir la historia.
Paradójicamente, ahora los estudios sí estaban interesados en el potencial de la novela, y los derechos fueron a parar a la Universal cuando uno de sus ejecutivos, Sid Sheinberg, decidió comprarlos. Sobre la marcha pensaron en Sidney Lumet para dirigirla. Pero Lumet creía que con “El prestamista” (1964) ya había contribuido a explicar las secuelas del Holocausto. Otro genial director, Billy Wilder, maestro entre maestros, trató de comprar los derechos de la novela, pero se encontró con que la Universal ya los poseía. Pero Wilder no se dio por vencido. Fue hasta los estudios Universal a convencer a los ejecutivos de que le encargaran el proyecto, el cual supondría su regreso por todo lo alto al cine, para lo cual comenzó a trabajar en un tratamiento del guión. Y es que el nivel de implicación de Wilder y su insistencia en realizar el filme estaban justificadas: su madre, su padrastro y su abuela murieron en el campo de concentración de Auschwitz. Pese a ello, Wilder nunca llegó a trabajar siquiera en el libreto de la cinta, pues se encontraba retirado del cine no por decisión propia, sino porque las compañías aseguradoras se negaban a responder ante una hipotética enfermedad o muerte del realizador durante el rodaje de una película.
Sheinberg tenía otro nombre en mente, el de su buen amigo Steven Spielberg. Spielberg se interesó de inmediato por el proyecto, pero en la Universal le consideraban demasiado joven y poco maduro como para afrontar una historia de tal envergadura. Para dirigir filmes de entretenimiento no dudaban en llamarle, pero para un drama se lo pensaban dos veces. Y de nada sirvió que en aquel momento Spielberg estuviera en la cima de su carrera gracias a los éxitos de “Tiburón”, “Encuentros en la tercera fase”, “En busca del arca perdida” y “E.T.” como director y de “Poltergeist” como productor. Sencillamente, la Universal no quería asumir el riesgo de un posible batacazo económico del Rey Midas. Fue por ello que Sheinberg decidió congelar el proyecto hasta que el director tuviera la suficiente madurez para los ejecutivos.
Con los años, y a medida que Spielberg preparaba en solitario el proyecto, fueron apareciendo ejecutivos y productores interesados en relanzarlo, ajenos a la decisión de Sheinberg. Pero si aparecía alguien que quisiera reabrir los archivos, nadie podría negárselo. Así que para no desvincular del todo a Spielberg se le convirtió en productor de la película, por lo que tendría carta blanca para elegir al director. La primera opción fue contactar con Martin Scorsese, que en contra tenía el no haber tenido aún, a pesar de haber dirigido obras maestras como “Taxi Driver” o “Toro salvaje”, un verdadero éxito de taquilla. Pero el cineasta italo-americano consideró que el director idóneo para el proyecto, el que podría ofrecer una visión más personal, sería de origen judío, por lo que se apeó del mismo. Para recompensarle, Spielberg le cedió los derechos del remake de “El cabo del terror”, de la cual saldría posteriormente “El caso del miedo”, donde Spielberg sería, aunque no aparece acreditado, el productor. Fue entonces cuando Spielberg tomó una decisión arriesgada. Ofreció la película a Roman Polanski, superviviente del gueto de Cracovia y uno de los mejores directores del último medio siglo. Pero en aquel momento Polanski no se sentía capacitado moralmente para rememorar esos episodios de su vida. No sería hasta casi 15 años después que tendría la valentía de plasmarlos en “El pianista”. Habría resultado curioso ver el resultado final en manos de estos directores. Habría quedado algo totalmente distinto, para bien o para mal.
Es entonces cuando vuelve a aparecer en escena Billy Wilder para convencer a Spielberg de que sea él quien la dirija. Esta devoción de Wilder por Spielberg no es nueva. Admiraba su trabajo y cada año le proponía como candidato al Oscar. Spielberg, convencido, se enfrenta a los directivos de la Universal y les amenaza con no trabajar más para ellos si le niegan dirigir la película. La Universal aceptó el desafío, no sin antes asegurarse la permanencia de su director de más éxito. Spielberg debería estrenar antes una película comercial, “Parque Jurásico”, para así evitar que dejara de dirigir cintas de entretenimiento si por casualidad “La lista de Schindler” resultaba un éxito. Además, si esta última era un fracaso al menos lo compensarían con la otra. Finalmente, ambas resultaron un rotundo éxito. Spielberg sería productor de ambas, y se embolsó más por “Parque Jurásico” (casi 200 millones de dólares) que por “La lista de Schindler”. La Universal obtuvo en aquel año los mejores ingresos de su historia gracias a un solo director al que consideraban poco maduro, a un blockbuster y a una cinta pequeña. No obstante, la parte de los beneficios que el director ganaría por su retrato del genocidio nazi fueron a parar a la Fundación Shoah, creada por él mismo un año después del estreno de la película con el objetivo de preservar la memoria histórica de aquel momento a través de entrevistas grabadas en vídeo a los supervivientes. Parte de estas entrevistas se encuentran recogidas en “Las voces de la lista”, un documental que podemos encontrar en la lujosa edición en DVD de la cinta, así como en otros muchos reportajes que el equipo fue realizando con los años.
Con “La lista de Schindler” Spielberg acallaría muchas bocas, especialmente las de aquellos que no confiaban en su enorme talento para el drama, a pesar de haber cosechado un gran éxito de crítica por “El color púrpura” y “El imperio del sol”. Para ello contó con un despliegue de medios asombroso, el mayor visto nunca para una producción sobre el Holocausto, que le llevó a levantar el campo de Auschwitz en Polonia cerca del real, pues le fue denegado el permiso de rodar allí. Un magnífico vestuario, una cantidad ingente de extras y todo un arsenal de utensilios, localizaciones, coches, tanques, etc. que elevaron el presupuesto a los 22 millones de dólares, una cifra muy baja en el Hollywood actual, casi independiente. Un presupuesto muy bajo gracias a haber contado con actores desconocidos, algunos autóctonos, que abarataron la producción y a un equipo entregado a la causa. Incluso el mismo director rechazaría los beneficios o cobrar algo por la película argumentando que sería como aceptar “dinero de sangre”. La idea inicial era rodar en alemán y polaco, pero fue desechada porque así no se sacaría de los actores una gran actuación al obligarles a aprender un idioma distinto que no dominaban.
Para los papeles principales sonaron como Oskar Schindler actores como Harrison Ford, Bruno Ganz (una década después recibiría elogios por su estremecedora y convincente recreación de Hitler en “El hundimiento”) o Stellan Skarsgard, pero fue finalmente Liam Neeson quien se transformó a la perfección en el empresario y lo interiorizó de tal forma que le valió el mayor reconocimiento de su carrera como actor; el otro personaje relevante en la historia era el sádico militar nazi Amon Goeth, para el cual se pensó en Tim Roth, al cual habría sido curioso ver encarnando al personaje. Pero el papel recayó en un acertadísimo Ralph Fiennes, que engordó 15 kilos a base de cerveza Guiness para dar un aspecto repulsivo a su personaje, confiriéndole una mezcla de belleza y maldad que transmite solamente con su mirada. Tan buena es su caracterización que una de las supervivientes que visitó el set de rodaje comenzó a temblar al ser presentada al intérprete, quien consiguió saltar a la fama tras su participación en esta película. Con quien no hubo dudas fue con Ben Kingsley, toda una institución en la interpretación que encarna de manera soberbia al secretario de Schindler, Itzhak Stern, pero que quedó eclipsado por la estremecedora encarnación de Fiennes hasta tal punto que si analizamos los galardones de aquel año, se dio prioridad a la nominación de este como secundario que a la suya.


Buena parte de que “La lista de Schindler” resulte tan veraz está en la decisión de Spielberg de rodar en un deslumbrante blanco y negro, cámara en mano y con estilo documental que asemeja las imágenes a las de archivo, tal que se hace imposible distinguir sus secuencias de cualquiera de los reportajes de la época. Gracias a que evita el melodramatismo propio de su cine, a una excelente fotografía de Janusz Kaminski, a la banda sonora de su inseparable John Williams y al guión de Steve Zaillian, quien se haría de oro tras el filme como guionista, “La lista de Schindler” resulta tan creíble, tan impactante que es imposible olvidarse de sus imágenes.

Sería imposible destacar una sola secuencia dentro de su abultado metraje de más de tres horas, que no obstante pasan como un suspiro, a pesar de que Spielberg golpea al espectador durante el mismo con imágenes a veces crueles, otras incluso cómicas y llevaderas. A la mente me viene el retrato inicial de Schindler como un mujeriego y oportunista hombre de negocios ajeno al mal que le rodea, que cambia de parecer a medida que avanza la trama. El punto de inflexión dicen que está en la famosa secuencia en la que en medio del caos ve a una niña de rojo, el único punto de color que llama nuestra atención forzosamente, a la cual ve posteriormente Schindler en una pila de cadáveres que va a ser incinerada. Muchos críticos coinciden en que uno de los puntos débiles –el otro sería que no se muestra a los nazis sino como bárbaros sin escrúpulos, como los malos absolutos de la función- de la película es que ese cambio de ideas en su protagonista no ocurre de forma gradual, sino de manera brusca tras ver el cadáver de la niña de rojo. Dos males menores en mi opinión, aunque esté de acuerdo con el de la visión partidista de la historia pero no con el del cambio repentino en la manera de pensar de su personaje principal.
Pese a todo, no se puede dejar de reconocer la maestría que Spielberg demuestra de principio a fin, y que culmina con los supervivientes llevando piedras a la tumba de su salvador en Jerusalén, a quien por otro lado algunos historiadores han tachado de oportunista (pretendía en esencia salvar su negocio) y otros de hombre justo y de héroe. Los supervivientes y sus familiares reconocieron la labor de Spielberg declarando que era una recreación fidedigna y detallada de los hechos y por su tratamiento de la historia alemana recibió la Cruz del Mérito Federal con Estrella, la más alta distinción civil alemana.
Pero si un reconocimiento significó un antes y un después en su carrera, ese fue el que se le había resistido hasta la fecha, el ansiado Oscar. Tres veces había sido nominado en la categoría a Mejor Director por “E.T.”, “Encuentros en la tercera fase” y “En busca del arca perdida”, pero siempre se le había escapado. La Academia incluso no le reconoció su solvencia en el género dramático con “El color púrpura” o El imperio del sol”. De hecho, la primera recibió once nominaciones y ningún Oscar, un hecho sin precedentes en la historia del cine. Pero con “La lista de Schindler” saldaron cuentas con él al entregarle siete merecidísimos galardones: película, director, guión adaptado, fotografía, banda sonora, montaje y dirección artística, si bien merecía alguno más de los otros cinco a los que optaba. Entre ellos se encuentran los de Mejor Actor para Liam Neeson y Actor de reparto para Ralph Fiennes, que se antepuso a su compañero Kingsley en prácticamente todos los galardones. Pero nada tuvieron que hacer estos frente a los ganadores, Tom Hanks por “Philadelphia” y Tommy Lee Jones por “El fugitivo”, ambos totalmente merecidos, aunque en mi opinión, si bien las de Neeson y Hanks están prácticamente a la misma altura, la de Fiennes es superior a la de Lee Jones. Y por supuesto, el Globo de Oro aquel año fue a parar a Spielberg de manera doble, como productor y director. Cinco años después repetiría recibiendo un Oscar como director por “Salvar al soldado Ryan”, tras la cual solo ha sido nominado en dos ocasiones más.


Con respecto a la taquilla, la jugada de la Universal salió mejor de lo que esperaban. A nivel mundial la película multiplicó por diez el presupuesto, y a nivel local las nominaciones a los Oscar dispararon la recaudación, que durante el primer mes fue bastante discreta dando lo justo como para cubrir el presupuesto, hasta los 96M$. Es más, aquel mismo año el estudio disfrutó no solo del éxito de otra película de un mismo director, “Parque Jurásico”, sino de los tres premios Oscar técnicos que consiguió esta., por lo cual aquella noche se hizo con nada más y nada menos que 10 Oscar gracias a solamente dos títulos.
Podríamos encontrarnos ante el filme más atípico en la filmografía del director de Cincinnati, aquel en que se jugó el pellejo como nunca para sacar un proyecto adelante. El resultado es un retrato sincero, desgarrador, no solo acerca de la odisea de un hombre justo por salvar vidas humanas, sino sobre las personas a las que consiguió salvar y a las que Spielberg dedicó sus premios y la película en sí. El mismo Billy Wilder no pudo más que alabar la labor de su amigo, como bien expresó en un artículo publicado aquel año en Süddeutsche Zeitung Magazin, donde respaldaba públicamente “La lista de Schindler” afirmando que la había visto ya tres veces y que iba a seguir viéndola una vez por semana mientras estuviera en cartelera. Incluso confesó que el realismo de las imágenes era tal que se pasaba los primeros treinta minutos intentando encontrar entre los extras a su propia madre, fallecida en Auschwitz 52 años atrás. Un ejemplo de lo que el cine es capaz de conseguir en su intento de emular a la realidad. Y es que pocas veces el séptimo arte se ha parecido tanto a la realidad, salvando las distancias, claro está.

 Enlaces de descarga
Opción 1 (enlaces intercambiables) (by kudogfx) (1.7GB) (Dual Español-Inglés+subtítulos)
Opción 2  (by factorycars)(1.36GB)(español sin subtítulos)
AVISO

  1. Los enlaces son una recopilación de los ya existentes en diversos foros de Internet. No es responsabilidad mía el mantenimiento de los archivos en los distintos servidores. Si algún archivo ha sido borrado inténtelo con otra opción y si no funciona esa alternativa ponerse en contacto conmigo a través de gerardomedina84@gmail.com o mediante un comentario en esta misma entrada.

  2. Ninguna opción es igual a las demás. Varían en si tienen o no los subtítulos insertados, en el peso total de la película y en los servidores en los que se encuentran. Cualquiera de las opciones tiene la calidad de vídeo que se muestra en Capturas.

  3. Ante cualquier error en el post, como puede ser haber repetido un enlace varias veces o que falte una contraseña, remitirse a la dirección de correo anteriormente expuesta o avisar mediante un comentario.

  4. Agradecer mediante comentarios el esfuerzo anima a realizar futuros aportes.

  5. Gracias a todos los uploaders.

viernes, 26 de febrero de 2010

LA CRÍTICA

Al límite ***1/2
(Edge Of Darkness)

Ya en su comienzo, antecedido por un lago de cadáveres, “Al límite” –deshonrosa y carente de alma traducción del “Edge Of Darkness” original- se posiciona como atípica propuesta de acción de una estrella de antaño que vuelve al tipo de papel que le dio la fama. Vemos a un Mel Gibson, ocho años retirado de la interpretación, ajado por la edad que recibe a una hija con las horas contadas. Todo con un tempo cinematográfico pausado, cercano más a un thriller setentero de John Frankenheimer que a la película comercial deudora de la saga “Arma letal” que se esperaba de ella.

Y es que “Al límite” no sigue los cánones del cine en el que Gibson despuntara como Martin Riggs, sino que prefiere sorprender al público con una reposada historia de venganza y corrupción que toca las más altas esferas del poder.

Martin Campbell, virtuoso a la vez que elegante realizador de piruetas enérgicas como “Casino Royale”, “La máscara del Zorro” o “Límite vertical”, para más señas realizador de la miniserie británica en la que se basa la película, apuesta por la sobriedad frente al espectáculo con un personaje hecho a la medida de su protagonista y descaradamente concebido como vehículo de lucimiento que el actor, que demuestra haber adquirido una madurez interpretativa de la que solo una superestrella legendaria como él puede presumir, aprovecha de principio a fin en la que es, posiblemente, una de las mejores interpretaciones de su carrera.

“Al límite” posee un desarrollo con más diálogos que acción, aunque la trama de corrupción nuclear se torna un tanto floja. Pero lo que nos prepara el director, otro que parece haber madurado con los años, ayudado eso sí por un equipo técnico soberbio que va desde la banda sonora de Howard Shore hasta el montaje de Stuart Baird, es la antesala de un deseo de venganza reprimido que estalla por fin en una secuencia final de una violencia exquisita, que sigue los aires clásicos que desprende el resto del metraje. Secundan al protagonista los siempre magníficos Danny Huston y Ray Winstone, este último dando la perfecta réplica a Gibson en todo momento, estableciendo así una complicidad que traspasa la pantalla.

El plano final puede estropear el conjunto en cierta medida pero sin llegar a cargárselo del todo, ciertos puntos de la historia no están del todo bien explicados y puede que haya quien se aburra con este Gibson crepuscular que no obstante vuelve a interpretar el rol más ajustado a su perfil, el del muerto viviente de código ético intachable que busca una forma de morir, sin necesidad de razones. Pero este retorno es mucho más que una simple película de tiros y persecuciones: es un filme sin presentación de personajes ni de esquema narrativo, un thriller oscuro y seco sin ansias de espectáculo que nos regala un tipo de thriller hermano de un cine negro que hace tiempo que no nos llega a las carteleras.

A favor: un Mel Gibson crepuscular y la venganza final
En contra: el innecesario plano final y que muchos esperen otra cosa

miércoles, 24 de febrero de 2010

Informe Taquilla Fin de Semana: Scorsese y DiCaprio, un tándem de éxito


Scorsese ha vuelto y lo ha hecho arrasando en taquilla, en el que es el mejor estreno de su filmografía. Gracias al tirón de Leonardo DiCaprio, el renombre de su director y una campaña que la ha vendido como un cruce entre cine negro y terror, “Shutter Island” se ha afianzado con fuerza en el número uno de la taquilla este último fin de semana, y con diferencia. En Estados Unidos el estreno ha resultado mejor de lo esperado, recaudando 40M$, la mitad de su presupuesto, debido también a la ausencia de competencia sólida. En España ha sido la encargada de desbancar a “Avatar” de la primera posición con 2.38M€ frente a los 1.87M€ del filme de James Cameron, que ya acumula en segundo puesto 66.6M€. En Estados Unidos, “Avatar” continúa con fuerza y ya lleva 688M$ sumados.

Los mayores descensos a ambos lados del Atlántico los atesora “El hombre lobo”, que en España baja a la quinta posición con un descenso del 56% y 3.25M€ recaudados, mientras que en Estados Unidos le ha ido mucho peor: 70% de descenso y 50M$ en total. La sigue de cerca “Historias de San Valentín”, película que en nuestro país no ha despertado demasiado interés, donde baja un 54% hasta la séptima posición en su segunda semana con un total de tan sólo 2.09M€. En Estados Unidos, tras su magnífico arranque la semana pasada, desciende un 69% hasta la segunda posición y acumula ya 87.3M$.

Y el efecto Goya se ha hecho notar este fin de semana. “Celda 211” vuelve a colarse en noveno puesto en el top ten tras 17 semanas en cartel aumentando un 147% y alcanzando los 12M€, y con cuerda suficiente para llegar a los 13M€.

Fuente: boxoffice.es y boxofficemojo.com

domingo, 21 de febrero de 2010

LA CRÍTICA

Daybreakers ***

Mucha sangre para tan poco colmillo

El cine vampírico, por más que aparezcan hordas de chupasangres adolescentes de hormonas revolucionadas o alguna propuesta de género nórdico que por su condición de cine minoritario extranjero no acaba de traspasar fronteras con el público, parece condenado, al contrario que le ocurre al género zombi, a morir de inanición. Ni siquiera un título tan digno y estrenado mundialmente con bastante éxito como “30 días de oscuridad” consiguió que estas criaturas nocturnas brillen de nuevo en el firmamento cinematográfico.


Me gustaría poder decir que la última película de los hermanos Spierig es la gran revolucionaria del género, dado el tiempo que llevamos esperando este segundo trabajo tras aquella feliz locura de serie Z titulada “Undead (Los no muertos)” y unos trailers que prometían mucho, pero es imposible afirmar esto.


Ya para empezar parece que ambos hermanos se han tomado en serio a sí mismos y a su importancia para sus seguidores después de su febril ópera prima, pasando del gamberrismo a una historia seria y oscura que mezcla la ciencia-ficción, el terror y las lecturas sociopolíticas aplicables a la actualidad. Lo que los Spierig nos presentan en “Daybreakers” es un mundo futuro dominado por los vampiros, después de una epidemia tras la cual la selección natural ha elegido al más fuerte como especie dominante del planeta. Los humanos que quedan son usados como depósitos de sangre en granjas en las que se les exprime en contra de su voluntad hasta la última gota de sangre. Pero las reservas de sangre humana comienzan a escasear y la sociedad vampírica busca desesperada un sustituto de la hemoglobina que les permita subsistir.



Prometedora idea la que nos proponen los realizadores, como prometedora es la media hora inicial, un prólogo de lo que sería nuestro mundo gobernado por vampiros, no muy alejado de los mismos defectos del mundo gobernado por humanos en el que nos movemos actualmente. Todo narrado con una sobriedad por parte de sus creadores radicalmente opuesta a la mostrada en su carta de presentación, con una fotografía sublime y una propuesta que, si bien recurre a tópicos del género, no deja de resultar original en manos de ambos –pero insisto, recurre a temas ya vistos en un sinfín de películas de vampiros-.


El problema llega en su desarrollo posterior, que si bien es entretenido sabe a poco. Un guión que a veces adolece de demasiados agujeros, unas interpretaciones simplemente correctas por parte de Ethan Hawke, Willem Dafoe y Sam Neill, algún que otro efecto especial bastante chapucero y la sensación general de que el producto está desaprovechado, de que podría haberse sacado mucho más de una historia tan jugosa como esta. Incluso la resolución, la cura de la enfermedad vampírica, se vuelve simplista, como hecha a las carreras para dar una esperanza a la raza humana.



Con una estética cercana al cómic, unos efectos de maquillaje muy bien logrados, un ritmo bastante ágil a pesar de su frialdad para con el espectador, buenas dosis de gore y cierto abuso en la banda sonora, “Daybreakers” llega a rozar el discurso social acerca de la escasez de recursos y de nuestro status como raza dominante, así como del poder de las grandes corporaciones, en un conjunto en el que se echa en falta la gran película que podría haber sido y no fue. Hasta se echa de menos alguna escena de ataque de una horda de vampiros “subsidera la ciudad.

A favor: su media hora inicial, la atmósfera
En contra: se queda en nada

viernes, 19 de febrero de 2010

LA CRÍTICA

The Lovely Bones **

El cielo según Peter Jackson

En un momento clave en la novela de Alice Sebold “The Lovely Bones” padre y asesino trabajan codo con codo en la construcción de una tienda como buenos vecinos, ajeno el primero a la doble vida de su vecino hasta que siente un escalofrío al rozarle, una sensación de quien está convencido de un hecho pero es incapaz de probarlo con solo mirar a los ojos del verdugo de su hija. Antes de eso, la pequeña asesinada, Susie Salmón, trata de avisar a su padre desde ese lugar en que se encuentra encerrada desde su muerte, que no es el cielo y tampoco la tierra, haciendo florecer una flor que éste sostiene en su mano. En el cielo los pétalos se abren, pero en la tierra no ocurre nada. En la particular visión de la historia de Peter Jackson, la flor sí germina en las manos de Jack Salmón y su intuición de que se encuentra ante el asesino de su hija no viene como un electroshock, sino tras una investigación por parte del personaje de la vida del misterioso y poco sociable habitante de la casa de al lado.



Los que hayan leído la novela notarán diferencias sustanciales entre lo que se cuenta en las páginas en ese pasaje en concreto y lo que Jackson nos muestra. Pero también lo notarán en el resto de la película. Y es que el neozelandés ha demostrado una falta de tacto y sutileza alarmantes en su particular adaptación. Cierto es que no estamos ante una obra fácil de llevar a la pantalla, pero desde luego éste no era el enfoque correcto. Sólo acierta en sus primeros minutos, con esa voz en off que encaja a la perfección con la narración en primer persona de la obra original. Hasta que la chica muere. Es entonces cuando se nos corta el momento de la violación y el asesinato, descrito en la novela con una crudeza apabullante, y cual “Ghost” sale la pequeña Susie corriendo del cobertizo sin saber que ya ha muerto y se cruza con una compañera, todo en imágenes cuando en la novela se resume como una sensación de presencia, como un soplo de aire frío que recorre al personaje de la amiga.



Lo que viene a continuación de la muerte es aún más desastroso si cabe. Porque Jackson es ya un director consagrado en lo digital, un cineasta que hace tiempo dejó sus “Criaturas celestiales” y se adentró en el cine entretenimiento. Y es por ello que se empeña en mostrar un cielo personal digitalizado hasta la médula que recuerda sospechosamente a la película “Más allá de los sueños” y que engulle a la componente humana del relato, que es la que debería haber pesado sobre el resto. Dan momentos de gran belleza, pero sobran.



Es imposible resumir en una sola crítica el sacrilegio que se ha cometido con la novela. En manos de Jackson, “The Lovely Bones” se ha convertido en un thriller sobrenatural con toques dramáticos bastante telefílmicos que tan sólo adapta dos tercios de la novela en que se basa, y que no se preocupa siquiera por el desarrollo de los personajes sino por resolver la trama policíaca. Así, se echan de menos pasajes como la desestructuración familiar, el flirteo entre la madre y el policía, cómo afecta a los allegados la muerte de Susie e incluso esa capacidad de comprensión que la víctima alcanzaba de su verdugo. Todo ello se pierde en una adaptación frustrante, carente de alma y dominada por la sensiblería cursi en la que ni su reparto se salva –Mark Wahlberg, Rachel Weisz y Susan Sarandon están muy poco acertados en sus interpretaciones-, mención aparte al motor de la cinta, Saoirse Ronan, y a un estupendo Stanley Tucci, al cual el director incluso mima con la cámara regalándole esos planos cerradísimos, sobreangulados y subjetivos que tanto abundan en su filmografía.
 
A favor: Stanley Tucci, y la manera que tiene Jackson de filmarle
En contra: es la peor adaptación posible de la novela de Alice Sebold

jueves, 18 de febrero de 2010

El corto cinéfago: "El columpio"


Seguimos con los Goya, pues el corto cinéfago de esta semana ganó en 1992 el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción. Su director era un debutante Álvaro Fernández Armero que demostraría en "El columpio" sus habilidades como guionista, fundamentalmente de comedia. Este trabajo le abrió las puertas al largo, donde destacarían comedias como "Todo es mentira", "Brujas" o "Nada en la nevera", frescas, originales y divertidas. Su salto al blockbuster español llegaría posteriormente con la solvente "El arte de morir", cinta de suspense que fue bien acogida por público y crítica aunque fallara como intento de copiar el slasher americano. Durante la pasada década se ha prodigado tristemente muy poco en la pantalla grande, y se intuye que no encuentra su camino en el cine con trabajos como "Salir pitando", donde ya apenas queda nada del Armero de sus primeros proyectos.

El corto que nos ocupa recoge la esencia del cine de los primeros años de un realizador que prometía brillar, pero cuya estrella se apagó con los años. Narra con voz en off el encuentro fortuito de dos personas en el metro. Sus pensamientos y sus miradas se cruzan sin llegar a manifestarse físicamente, en un fuerte sentimiento de atracción que nunca llega a materializarse. Es fácil identificarse con sus dos protagonistas, Coque Malla y Ariadna Gil, habituales en los comienzos del director. ¿Lo mejor? Pues el guión, donde Armero se mueve como pez en el agua.

martes, 16 de febrero de 2010

Informe Taquilla Fin de Semana: El amor, y el hombre lobo, no pueden con los Na'Vi


"El hombre lobo" e "Historias de San Valentín" partían como serias candidatas a desbancar a "Avatar" del primer puesto de la taquilla española. Pero el filme de James Cameron ha vuelto a ganar la batalla sumando 2.2M€, lo cual significa un descenso del 23% y un total de 63.6M€. Uno de los estrenos más esperados, "El hombre lobo", se acerca a esta cifra como le ocurriera a "Tiana y el sapo" la semana pasada, con 1.9M€, mientras que "Historias de San Valentín", lo último del director de "Pretty Woman" y "Novia a la fuga" con Julia Roberts en su coral reparto, se conforma con el cuarto puesto y 1.4M€, por detrás de los 1.6M€ del filme de Disney que ya acumula 4.6M€ y con aspiraciones a alcanzar los 9M€. La más afectada sin duda por los estrenos y por el mal boca a boca, con una campaña que la vendía como producto de acción, terror y ciencia-ficción cuando en realidad es un drama áspero y crudo, ha sido "La carretera", que desciende casi un 50% después de un genial estreno la semana pasada.

En Estados Unidos hace ya una semana que "Avatar" no es número uno. El pasado fin de semana "Dear John" se alzaba con el primer puesto, pero a lo largo de la semana ha ido perdiendo fuelle y ha registrado un descenso del 38% este fin de semana, seguramente provocado por el estreno de una película romántica como "Historias de San Valentín". La cinta de Garry Marshall triunfa en el puente de cuatro días de San Valentín americano e iguala en solo tres días su presupuesto de 52M$, para acabar acumulando el lunes un total de 66M$. La siguen los dos estrenos destacados de la semana, "Percy Jackson & The Olympians: The Lightning Thief", producto de un estilo similar a Harry Potter que se hace con 38.7M$, y "El hombre lobo", que levanta menos expectación de la esperada y se conforma con 36.4M$. Todo parece indicar que esta última, con un presupuesto de 150M$, será uno de los batacazos del año.

Y para terminar hablemos de "Avatar", que sigue sumando éxitos como película más taquillera de la historia. A este paso por mucho ajuste por inflación que se haga y por mucho 3D que exista a elevados precios, la cinta finalmente será la más taquillera se analice como se analice. Y es que ha vuelto a subir en recaudación en Estados Unidos. Un ascenso del 31% y 30M$ se añaden a su ya desorbitada cifra, que asciende a los 667M$. En total, a nivel mundial ya lleva 2351M$, 500 millones más que "Titanic". Y lo que le queda.

lunes, 15 de febrero de 2010

Goya 2010: por fin una gala amena


Más humor, menos tedio y más amenidad, pero la misma duración. Es paradójico que para ser la primera vez que la gala se emitía sin cortes de publicidad casi durara las mismas tres horas de siempre. Aunque esto es un espejismo, pues sí que había pausas, pero para hacer un repaso de cómo iba el palmarés hasta el momento, y que pillaba a más de uno levantándose de su butaca y saludando a cámara. Pero en general entretenida e informativa gracias al comentarista de la velada, que solo resbaló cuando aseguró no saber lo que era el 3D estereoscópico.
Primero apareció en escena, como no puede ser de otra manera, Andreu Buenafuente. Como siempre mordaz pero correcto en sus formas, aunque algunas veces no se oyeran risas en el público. A él en parte debemos agradecer que los 165 minutos de gala pasaran en un suspiro. No intentó monopolizar la situación y llevarla a su terreno haciendo una versión extendida de su programa, y eso se agradece aún más. Andreu chapurreó el acento argentino en un dúo cómico con Eduardo Blanco, proyectó una potente luz blanca sobre la calva de Resines, parodió las películas nominadas de nuestro cine, y al final como no podía ser de otra manera, dejó en abierto su participación el año que viene, hasta que vino la Sardá y le hizo sombra. La mejor presentadora que hemos tenido en solo unos minutos eclipsó al virginal maestro de ceremonias, pero por suerte para él duró poco.
Lo demás ya son retazos de lo que viene siendo siempre nuestra ceremonia más célebre: un cúmulo de aciertos y desaciertos, aunque haya más de lo primero que de lo segundo. El horrible peinado de Paz Vega, el excelente número musical del increíblemente delgado Secun de la Rosa y Javier Godino, el incomprensible orden en la entrega de premios, el intento de despiste por parte de la Academia premiando primero a la dura competidora de la favorita, el maquillaje de Enrique Villén, los simpáticos cameos de Pancho y Pocoyó, la solvencia de Juan Diego incluso presentando, el emotivo discurso de Marta Etura, los dos Goya de mi paisano Mateo Gil por trabajos distintos, la sorpresa del premio a Mar Coll como directora novel, Bardem entregando a su amigo Luis Tosar el Goya y, cómo no, un premio para Amenábar, porque no puede irse con las manos vacías nunca. Y un montaje alternativo, y convincente, de Celda 211 como comedia.
Como era de esperar hubo reparto de premios para las dos favoritas, pero muy poco para los demás, que rascaron como pudieron. Excepto El baile de la victoria, que confirmaba anoche que era la película relleno del año. El equipo de Ágora nominado, mayormente extranjero, acudió a la ceremonia, pero el de El secreto de sus ojos, enteramente de habla hispana, estaba ausente, actores y director incluidos. Eso sí, de traductores ni hablar, que estamos en España. Y por fin un Goya para Raúl Arévalo, que ya era hora.




Pero si algo es la comidilla de los noticieros es que, gracias a la pesadez del nuevo presidente, ha vuelto Pedro a la Academia, con su buen hacer ante los medios habitual. Era una sorpresa previsible, pero no deja de ser una sorpresa. Pero ¿esto simboliza que se reconcilia con los suyos? Habrá que ver el año que viene, pero enhorabuena a Álex, no solo por traerle de vuelta, sino por un discurso tan soberbio, llevadero y nada extenso sobre el ombliguismo del cine español y la necesidad de cambio, en su caso visible en sus 35 kilos de menos.
Una pena no haber tenido a Antonio Mercero, Goya de Honor de este año, encima del escenario, lo cual le restó algo de emotividad al momento. Pero mi pregunta es otra. ¿Por qué en el vídeo homenaje que le hicieron obviaron trabajos no producidos por TVE como, por ejemplo, Farmacia de Guardia? Y para acabar un dato: han sido los Goya más vistos de la historia, con más de cuatro millones y medio de espectadores. Por algo será.

El palmarés:

Mejor película
'Celda 211'


Mejor director
Daniel Monzón ('Celda 211')


Mejor actor protagonista
Luis Tosar ('Celda 211')




Mejor actriz protagonista
Lola Dueñas ('Yo, también')


Actor revelación
Alberto Ammann ('Celda 211')
Actriz revelación
Soledad Villamil ('El secreto de sus ojos')
Guión original
Alejandro Amenábar y Mateo Gil ('Ágora')
Mejor actor de reparto
Raúl Arévalo ('Gordos')


Mejor actriz de reparto
Marta Etura ('Celda 211')




Fotografía
Xavi Giménez ('Ágora')
Guión adaptado
Daniel Monzón y Jorge Guerricaecheverria ('Celda 211')
Música original
Alberto Iglesias ('Los abrazos rotos')
Canción original
'Yo también' ('Yo, también')
Montaje
Mapa Pastor ('Celda 211')
Director novel
Mar Coll ('Tres días con la familia')
Dirección artística
Guy Hendrix Dyas ('Ágora')
Dirección de producción
José Luis Escolar ('Ágora')
Diseño de vestuario
Gabriella Pescucci ('Ágora)
Maquillaje y peluquería
Jan Sewell y Suzanne Stokes-Munton ('Ágora')
Sonido
Sergio Burmann, Jaime Fernández y Carlos Faruolo ('Celda 211')
Efectos especiales
Chris Reynolds y Félix Bergés ('Ágora')
Película europea
'Slumdog millionaire' (Danny Boyle)
Película extranjera de habla hispana
'El secreto de sus ojos'
Película documental
'Garbo, el hombre que salvó el mundo'
Película de animación
'Planet 51'
Corto de ficción
'Dime que yo' (Mateo Gil)
Corto de animación
'La dama y la muerte'
Corto documental
'Flores de Ruanda' (David Muñoz López)

viernes, 12 de febrero de 2010

LA CRÍTICA

Triangle **

Más cuadrada que triangular o circular

Hay una escena en particular en la última película del aún prometedor Christopher Smith que resume su espíritu –aviso ya que la crítica puede contener algún spoiler- de historia cíclica, de enorme bucle condenado a repetirse una y otra vez, la de ese disco rayado cuyos saltos marcan los viajes temporales de sus personajes. Como salida del universo de los creadores de la sobresaliente y ya mítica serie “Perdidos”, “Triangle” marca así su tendencia no hacia el triángulo, como reza su título, sino hacia el círculo, hacia la máxima del “lo que pasó, pasó”.

Todo habría ido bien si no fuera porque en ciertos aspectos, este thriller psicológico profundamente cargado de paranoia social –al final mejor olvidar nuestras propias miserias y vivir la vida como un bucle condenado a perpetuarse en lugar de enmendar los errores del pasado- recuerda sospechosamente a otro deslumbrante debut de género de nuestro propio cine. Cuando aparece el hombre del saco en la cabeza escopeta en mano es imposible dejar de pensar en la opera prima de Nacho Vigalondo, “Los cronocrímenes”, pero sin máquina del tiempo, dejada la explicación del bucle a la imaginación del espectador. Ya cuando descubrimos el meollo del asunto, las similitudes casuales se convierten casi en referencias, pero no del todo inteligentemente manejadas.


Pero no falla en este aspecto “Triangle”, aunque por esto mismo se la ve venir fácilmente y se vuelve un poco previsible, sino porque no es capaz de mantener un nivel de congruencia en su tratamiento de los viajes temporales. Éste, dicho de paso, es un tema espinoso en el cual es fácil cometer errores, pero si Vigalondo supo atar los cabos sueltos, ¿por qué no Chris Smith? Así, su partida al cine australiano se torna en una película liosa, incongruente a pesar de que al final algo encaja en el conjunto –aún así el desenlace está cogido con pinzas-, con demasiados agujeros por culpa de los cuales algo se nos escapa y no todo engarza como debiera.

Un servidor, tras ver la reivindicable vuelta de tuerca al terror subterráneo “Creep” y la macabra pero divertida oda a la rivalidad empresarial “Desmembrados”, confiaba en su director como uno de los últimos talentos surgidos de la cinematografía de género británica. No es que haya perdido la fe en él, y menos tras ver las abundantes reminiscencias gore de su última propuesta que nos hacen añorar sus dos anteriores y descarnados trabajos, pero si así va a ser su dinámica en su aventura australiana mejor que vuelva a pisar terrenos ya conocidos en su filmografía y dejar de lado el terror psicológico. Su brío tas la cámara sigue intacto, pero el resultado final puede llevar a más de uno a sufrir un derrame cerebral tratando de encajar las piezas.


Bastante he leído estos meses sobre esta película. La mayoría de la gente opina de ella que es una joya. Yo no he visto esa obra maestra que los demás dicen que es. Tiene ideas prometedoras en su tratamiento del tema, como los “clones” o el concepto del disco rayado como señal de salto temporal, pero se queda a medio camino entre el hastío y la fascinación, pareciendo más cuadrada que circular o triangular. Eso o soy rematadamente tonto y he sido incapaz de seguirla. A mí, por favor, que me la expliquen. Eso sí, mención especial para Melissa George, gran motor del filme y que hace que todo se haga más ameno. Muchas gracias por convertirla en protagonista absoluta.

A favor: el disco rayado que rige los saltos temporales
En contra: es excesivamente confusa e incongruente