sábado, 11 de octubre de 2008

LA CRÍTICA

Quemar después de leer ***1/2
(Burn After Reading)


Un mundo de idiotas

¿Qué ocurriría si el maletín repleto de dinero que Llewelyn encontraba en “No es país para viejos” fuera hallado por el fracasado trío protagonista de “El Gran Lebowski”? Pues que seguramente el personaje de Anton Chigurh les habría encontrado y dado caza en menos tiempo del que tardó en encontrar al escurridizo personaje interpretado por Josh Brolin. O, posiblemente, su estupidez les habría ayudado a librarse una y otra vez del implacable y hermético asesino a sueldo, convirtiendo todo a su paso en un gigantesco efecto mariposa capaz de arrastrar a todos, incluido al sheriff Bell.

La estupidez es la que gobierna en nuestra sociedad, o eso parecen querer decir los Coen en este nuevo divertimento a medio camino entre la avaricia que arrastraba al desastre al William H. Macy de “Fargo” y a los ilusos amiguetes de El Nota. Para los que somos ya asiduos clientes del cine de los dos hermanos, “Quemar después de leer” resulta más de lo mismo: infidelidades, engaños, personajes condenados al fracaso y que pese a su seriedad ocultan una cara ridícula, muertes y mucho cine negro, con o sin humor. Los Coen, conscientes del género que abordan, vuelven a contarnos la misma historia pero logrando que parezca totalmente distinta. En eso salta a relucir su maestría en este tipo de películas.

La trama que ahora nos sirven puede parecer liosa, pero finalmente las piezas del puzzle encajan de manera prodigiosa, algo en lo que los realizadores son unos genios. En esta ocasión seguimos tres historias paralelas que acaban cruzándose por puro azar: Harry (sensacional George Clooney, como era de esperar) es un agente del tesoro paranoico que engaña a todo el mundo, incluida a su esposa y a su amante; Osborne Cox (recuperado y magistral John Malkovich), un analista de la CIA recientemente despedido y al que las cosas comienzan a irle de mal en peor por culpa de su despido y su esposa, amante de Harry; y Linda (Frances McDormand volviendo al cine de los Coen después de tantos años), empleada en un gimnasio y con sueños que pasan por realizarse cuatro operaciones de cirugía estética y encontrar el amor por Internet. Y en medio de todos ellos un adicto al iPod, los chicles y la vida sana, Chad (pasado de rosca aunque magnífico Brad Pitt), que será el que comience todo el lío cuando decida chantajear al ex-analista de la CIA con hacer público un disco con información confidencial que ha encontrado fortuitamente. Nada de lo que ocurre en “Quemar después de leer” es previsible, y junto a las desbordantes interpretaciones de sus actores, a los que complementan Richard Jenkins y Tilda Swinton, su ingenioso guión y su puesta en escena, constituyen los pilares básicos que sostienen toda la película.

Habrá quienes terminen de ver el film y se pregunten “Vale, ¿y qué?, se trata de una película divertida con una historia asequible y bien entretejida”. Sin embargo, y tan deprimente como la visión de un mundo cruel, seco y violento sin razones que se nos mostraba en su anterior y galardonada película, es la que ahora nos ofrecen, la de un planeta que bien pueden gobernar idiotas. La pregunta ahora se torna de un “¿Es tan descorazonador y sin sentido el mundo?” a un “¿Es tan ridículo el mundo?”. Pues en parte, y siguiente la lógica de sus directores, sí que lo es. Tan capaces de crear un aura de cinismo alrededor de secuencias como un asesinato o un chantaje, la visión de los Coen se vuelve de nuevo ácida no sólo hacia los pobres Linda y Chad, sino hacia las mismas fuerzas que gobiernan el planeta. Al final, ¿quiénes han sido más estúpidos, los supuestamente inteligentes personajes vinculados a la central de inteligencia americana o los dos pobres desdichados que no sabían dónde se metían? Pues ambos bandos, evidentemente, y los directores lo han plasmado de la mejor manera que saben, con una comedia en apariencia idiota.











Lejos de ser una de sus obras más representativas y logradas, lo cierto es que se agradece que en su siguiente trabajo hayan optado por lo de siempre y contado de una manera mucho más amena y accesible que esa película tan difícil y cerrada que les valió sendos Oscar. Sin embargo, y no es la primera vez que lo hacen, ambas guardan una visión equivalente de lo que es el mundo hoy en día, aunque con un envoltorio completamente diferente.




Lo mejor: que se hayan alejado de la desolación de su anterior película; Brad Pitt
Lo peor: pese a todo no es una de sus películas más redondas





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Comedia, 2008, EEUU, 96 minutos
Dirección y guión: Joel y Ethan Coen
Intérpretes: George Clooney, Frances McDormand, John Malkovich, Tilda Swinton, Brad Pitt, Richard Jenkins, J.K. Simmons

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