Nostálgica montaña rusa
Cuando se es fan de una película y se realiza una nueva entrega, como fan uno no puede más que asistir a la sala con emoción pero con cierto temor de que alguno de los implicados la pifie. La trilogía de Indiana Jones es más que una serie de películas, por mucho que George Lucas se empeñe en demostrar lo contrario. Es un icono con el que creció toda una generación, nuestro Allan Quatermain particular, filtrado y remasterizado para los tiempos que corrían en los 80. Ser testigo en pantalla grande del retorno del héroe es para mostrar regocijo e invita, inevitablemente, a la nostalgia.
De eso está impregnada esta última aventura, de nostalgia. Cada pocos minutos, Spielberg y compañía realizan guiños a las entregas anteriores a través de situaciones -la fobia a las serpientes, la constante pérdida del sombrero-, diálogos, fotos y demás pistas, algunas de ellas ocultas, que seguramente resurgirán en un segundo visionado. Pero quizás, el momento cumbre de la nostalgia por la aventura pulp digna de los seriales de los 50 en los que se basa sea esa sombra en el coche, que alargando la mano, recupera su sombrero. Es en ese preciso instante cuando el corazón de un servidor dio un vuelco. Estaba ahí, era él. Lo siguiente consiste, en un acto de cierta mala baba y picardía, comprobar si han pasado los años para Harrison Ford y el látigo ya le viene largo. Ni siquiera en las escenas de acción, ni en los dobles, notamos la diferencia. Ford sigue enfundándose su ropa raída como entonces y luciendo ese carisma y socarronería que hicieran al personaje alzarse sobre el resto de aventureros del celuloide.
Superado ese miedo inicial, que rompe por completo la frenética secuencia de apertura, el resto consiste en dejarse llevar por lo mismo de siempre: los malos, en esta ocasión soviéticos, a la búsqueda de un tesoro que les permita dominar a la humanidad; el humor que caracteriza a la saga; la dosis de acción sin fin; la búsqueda de un tesoro, etc. Es repetir estos arquetipos, sazonados por la vuelta de una Karen Allen también en plena forma, lo que consigue que Indy mantenga su frescura, como si 20 años no fueran nada.
“Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal” es una apabullante montaña rusa, como lo ha sido siempre la saga. Una montaña rusa que no permite bajarse hasta acabado el trayecto. Una montaña rusa que hace uso y abuso de la ya ley de “cuanto más, mejor”. Lo exagerado en esta película no es mezclar arqueología y alienígenas, que a mí por lo menos sí me ha convencido, sino lo poco creíbles que resultan las escenas de acción. Indy volando en una nevera, Shia LaBeouf de liana en liana cual Tarzán, la liosa persecución a través de la selva,... Un apabullamiento molesto en ocasiones que no permite descanso ni para desarrollar esa relación padre-fijo que debería establecerse entre Ford y LaBeouf más allá de sus flojos diálogos y que no deja que afloren como debieran las rencillas entre Indy y Marion, las cuales acaban en un desenlace quizás un tanto ñoño.
Lo importante es seguir los misterios que encierra esa calavera de cristal. El exceso en las secuencias de acción podría recordarnos al de las secuelas de “Piraras del Caribe”. Pero hay algo importante en lo que Spielberg, y un fantástico guionista como David Koepp, ganan sobremanera al cóctel digital soporífero de Gore Verbinski: la nostalgia y simpatía que Indy sigue despertando. El director, su estrella y todos los que han hecho posible esta mágica aventura logran un carrusel de diversión sin respiro, una película digna de formar parte de la saga, que crea tanta adicción por la palabra retorno como la que padece John Hurt. Y por si fuera poco, con una mala de altura, Cate Blanchett, cuya interpretación, y acento, se disfruta aún más si cabe en versión original. Esto es cine de aventuras con mayúsculas.
Lo mejor: que por Indy no pasan los años, y Cate Blanchett
Lo peor: el exceso en las secuencias de acción y el cursi final
Título original: "Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull"; Género: Aventuras; Año: 2008; Nacionalidad: EEUU; Duración: 120 minutos; Dirección: Steven Spielberg; Guión: David Koepp, basado en un argumento de George Lucas y Jeff Nathanson; Intérpretes: Harrison Ford, Cate Blanchett, Shia LaBeouf, Ray Winstone, Karen Allen, John Hurt, Jim Broadbent
esta de indi ya tengo ganas de mirarla, y si tu eres fan de la trilogia y la comentas así, aún mejor
ResponderEliminarpor cierto, ya vi la de Romero, me ha dejao un poco confuso y releyendo tu crítica diré que estoy bastante de acuerdo con todo lo que pones... la cámara no consigue ese realismo que nos puede dar otro título como REC
no hay mucho terror ni gore como me habría gustao... pero tiene cosas muy interesantes como el tono parodia o las ya miticas críticas sociales romerianas
quiero darle otro visionao
Antes de ver esta nueva entrega de Indiana Jones me preparé a fondo, como si fuera un ritual. Vi al detalle la trilogía original, leí artículos y el especial Fotogramas... y sigo pensando que Indy ha vuelto con el mismo espírituo, con algunas licencias pero manteniendo la esencia. Vamos, que salí contento, una vez más, de una peli Spielberg.
ResponderEliminarEn cuanto a la de Romero, no mejoró al segundo visionado, de hecho le pillé más taras. Ni siquiera la crítica social me convenció, la veo demasiado trillada. Demasiadas críticas en hora y media. Creo que de haberse hecho al estilo REC y haber quitado la dichosa y pretensiosa voz en off, aparte de haberle aumentado la casquería, habría sido una película mayor. Es la de Romero que más división de opiniones está causando entre sus adeptos. Por algo será.
A más ver, G.