El orgasmo personal de Tarantino
Hace unos días leí un artículo del gran Jess Franco en el que alababa la intención de Tarantino y sus discípulos de hacer cine outsider, sin seguir las normas de la industria y con el único objetivo de entretener. El proyecto Grindhouse, basado en las sesiones dobles de cine de serie B (y Z incluso) de antaño, llevado a cabo por Tarantino y su “hermano” Rodríguez y secundado por los jóvenes valores Eli Roth y Rob Zombie es precisamente eso, un entretenimiento sano como este crítico no ha visto en mucho tiempo.
Ahora bien, en una sesión doble como la que nos preocupa es inevitable realizar una comparación entre las dos películas exhibidas, y desde el punto de vista del entretenimiento un servidor se queda con la orgía visual de Rodríguez antes que con los delirios de grandeza intelectualoide y plomiza de Quentin. En ese sentido, “Planet Terror” supera con creces a este “Death Proof”, a pesar de que ambos son respetuosos y febriles homenajes al cine de Romero y John Carpenter en el primer caso y al slasher y sexploitation setentero con reminiscencias a la televisión retro del segundo.
La palabra que mejor podría diferenciar ambas obras es orgasmo, distinto en cada una de ellas. En “Planet Terror” queda claro que Rodríguez busca lucirse en un intento por satisfacer sus más bajas pasiones y llegar al orgasmo personal, pero consigue canalizar toda esa fiebre al espectador y éste es partícipe del clímax colectivo de toda la cinta. En cambio, Tarantino busca también lucirse y lo consigue con creces, pero su película parece mucho más un intento de satisfacerse a sí mismo y a su selecto público que a todos los espectadores por igual.
Así, lo que tenemos en esta segunda entrega de Grindhouse no es más que a un director consciente de su propia trascendencia e importancia, adquirida ante todo tras el fenómeno “Kill Bill”, que sigue el estilo del proyecto y da sus toques propios, pero que llena el film de sus característicos, redundantes e innecesarios diálogos sobre televisión, música y demás menesteres de sus ansias cinéfagas. Tarantino tiene también todo un torrente de sexualidad y virtuosismo escénico plasmado en la forma tan erótica de filmar a sus actrices protagonistas, un intento de sodomía en el que todo parece un gran harén y él es el anfitrión, satisfaciendo una vez más su líbido personal.
Su condición de director de una generación que tiene su podio personal queda latente incluso en la forma de promocionar “Death Proof”. Ha logrado estrenarse por todo lo alto en Cannes y conseguir casi media hora más de metraje en Europa estrenándose por separado de la de Rodríguez, dos circunstancias que han provocado que “Planet Terror” pase como un mero divertimento para crítica y público a la espera de la llegada de esa gran obra maestra de Tarantino. Y aquí reside el gran problema de esta película, su larga duración fruto de la escisión del proyecto original. Casi media hora de más que no aporta mucho y que lastra por completo a una película que con menos diálogo y más acción tarantiniana -perfectas las secuencias del accidente desde cuatro puntos de vista ya marca de la casa, el asesinato de la fugaz Rose McGowan y su mordaz final-, que es cuando el director se luce realmente.
Eso sí, la película posee demasiados aciertos, que ni ese redundante metraje adicional consigue echar por tierra. “Death Proof” es un sentido homenaje al oficio de intérprete y sobre todo del especialista. Todos los personajes de la película son o estrellas en alza o intérpretes reconocidos. Pero si con algo me quedo de esta mejorable aunque rotunda película que habría convertido la doble sesión en cargante y aburrida es con un apoteósico y recuperado Kurt Russell, que parece no habérselo pasado tan bien interpretando desde sus trabajos con el maestro Carpenter. Junto a él, la imponente banda sonora, el estreno en la fotografía del director, muchas secuencias dignas de pasar a la historia, un baile sensual que rivaliza con la vampírica Salma Hayek de “Abierto hasta el amanecer” pero la sensación de que Tarantino comienza a creérselo demasiado. Y eso podría echarle a perder.
Título original: Grindhouse: Death Proof; Género: Thriller-Acción; Año: 2007; Duración: 113 minutos; Dirección y guión: Quentin Tarantino; Intérpretes: Kurt Russell, Sydney Tamiia Poitier, Rosario Dawson, Vanessa Ferlito, Jordan Ladd, Rose McGowan, Tracie Thoms, Mary Elizabeth Winstead, Zoë Bell, Eli Roth, Quentin Tarantino, Michael Parks
Estoy contigo Ger, me quedo con Planet Terror.
ResponderEliminarReconozco los aciertos y logros en Death Proof y me gusta el estilo de Tarantino, pero desde que cualquier peli me aburra en alguno momento no puedo darle el beneplacito. Y esto ocurre con la película interfecta. Me duele, pero que se le va hacer.
Habría que ver como quedaría sin el metraje adicional.
Un saludo, JR