lunes, 21 de septiembre de 2015

LA CRÍTICA. Aux yeux des vivants

Naíf Nouvelle Horreur Vague
El cine de Alexandre Bustillo y Julien Maury encierra una mecánica simple que funciona especialmente dentro de aquellos círculos que les encumbraron demasiado pronto con su primera y violenta película: o lo tomas o lo dejas, o te lo crees y lo aceptas o estás fuera. Ha sido así desde sus inicios, desde aquella “À l’intérieur” que ya mostraba algunas de las debilidades de lo que sería posteriormente su cine. Es decir, una premisa que debes tragarte sin rechistar si quieres seguir disfrutando de la propuesta, agujeros de guión a mansalva, y cierta desidia en el desarrollo y la confección de personajes que hace difícil que simpatices con ellos y lo que les pase.

Todas estas particularidades se encuentran potenciadas en “Aux yeux des vivants”. Interpretaciones no demasiado sobresalientes, que no horribles, poca empatía hacia sus personajes, una historia que va avanzando a trompicones, repleta de diálogos bastante endebles y pasajes incoherentes, y una premisa argumental mal desarrollada y rematada. Al menos su debut en el largometraje contenía la suficiente dosis de salvajismo visual y tensión como para que todas sus costuras quedasen mejor disimuladas. Aquí, solamente la escena inicial, donde los realizadores parecen homenajearse a sí mismos a través de la presencia de la excelente Béatrice Dalle, y la figura del villano de la función –eso sí, su historia también está desaprovechada- recogen toda la esencia de estos enfants terribles del cine galo a los que no ha tardado mucho en vérseles el cartón.


Lo demás va en picado conforme avanza el metraje, y recoge un estilo mucho más comedido que el de sus anteriores filmes. Será por ese homenaje al cine juvenil que ambos dicen haber buscado con la película, que hace que algunas escenas de asesinato estén cortadas y suavizadas y la dosis de hemoglobina sea menos letal de lo habitual. Durante sus ochenta minutos de duración puede desprenderse cierto aroma al grupo de amigos de “Cuenta conmigo”, cierto recuerdo a las bicis de “E.T.”, e incluso podría pensarse en cierto paralelismo entre el Sloth de “Los Goonies” y el asesino de la cinta. Pero la domesticación de las ansias gore de sus responsables y el extremismo de la Nouvelle Horreur Vague no acaban de encajar del todo con ese cine familiar al que pretenden reverenciar.


Lo que queda es un film irregular, donde Bustillo y Maury juegan a desmontar y distorsionar la unidad familiar. Una visión siniestra del cine con el que toda una generación creció, servido en bandeja naíf para otro espectro fan poco exigente, que sigue pensando que estos dos señores merecen todas las alabanzas posibles, pero cuya última obra es la prueba que necesitamos los demás para corroborar que están excesivamente sobrevalorados.

A favor: el inicio, y la figura del asesino
En contra: la mala unión entre cine ochentero y terror extremo francés, y que se le ven las costuras a muchos niveles, especialmente al guión

Calificación *1/2
                                                                                         No merece mucho la pena

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