sábado, 2 de mayo de 2015

LA CRÍTICA. Vengadores: La era de Ultrón

La marioneta sin hilos
La secuela de la familia de superhéroes marvelita empieza repitiendo un recurso ya utilizado en su predecesora, un plano secuencia digital que venía a ser ya entonces el mayor atisbo de genialidad y de autoría del que gozara aquella película. Es curioso que, habiendo pasado tres años, y con el status que se supone debe tener alguien como Joss Whedon dentro de la franquicia, vuelva a ser un plano secuencia digital –quizá demasiado digital- el máximo exponente de la libertad creativa de su director.

Porque “Vengadores: La era de Ultrón”, forma parte de un plan mayor, el que engancha “Capitán América: El soldado de invierno” con lo que está por venir. Los hermanos Russo ya sentaron cátedra. Poco después lo hizo James Gunn. Ambos reformularon, sin dejar de atender a las exigencias del estudio, el cine de superhéroes como thriller de acción y space opera, llevando la fórmula familiar de Whedon a la extinción. Y al realizador no le ha quedado más remedio que evolucionar y madurar. Sí, por ahí sigue asomando ese humor tontorrón e infantil marca de la casa, ése que a veces se vuelve excesivo, y ese concepto del blockbuster como pura pirotecnia audiovisual que hace que el conjunto se pase en un suspiro, pero lo que queda es una secuela funcional, que consigue el propósito de entretener a costa de engullir las ansias creativas de cualquier cineasta, y a la que le falta ese algo que hacía única a la primera: el factor sorpresa de ver a todos estos superhéroes unidos.


Es el modelo franquicia de Marvel el que convierte a Whedon en una especie de Ultrón cinematográfico, en una marioneta sin hilos que cree ser libre pero que está intrínsecamente dominada por un ente superior. Sin embargo, en este modelo no todo es negativo. Porque esta nueva entrega mejora muchos aspectos con respecto a su predecesora. Es más adulta, más oscura, y mejora la mayoría de los aspectos técnicos de la anterior. Su guión ya no es tan simple, incluso diría que se complica demasiado, con un giro argumental cada veinte minutos. Trata de meter muchas cosas en un abultado pero comprimido metraje, pero todo lo que inserta de cara al futuro de la franquicia –Visión, la Bruja Escarlata y Mercurio- está bien insertado y no está mal aprovechado. Y hasta se permite desarrollar los personajes de Jeremy Renner y Scarlett Johansson para que por fin tengan algo de la carga dramática de la que carecían en anteriores entregas. Con esto ya compensan tener al soso Aaron Taylor-Johnson, cuyo Mercurio se ve destronado por el de Bryan Singer sin remedio.


Por todas estas mejoras e inconvenientes, esta historia de héroes elevados a la categoría de dioses sepultados por su propia oscuridad interior es a la vez mejor y peor que la primera, y volverá a irritar a los más puristas cuando vean en qué quedan algunas tramas y personajes, pero ya eso es inevitable por su condición de adaptación. Para todos los demás quedará un gran entretenimiento, de esos que la factoría Disney/Marvel sabe fabricar. Como hechos por un moderno Pinocho, que en este caso tiene apariencia humana y corazón de metal.

A favor: que mejora técnica y argumentalmente a su predecesora, y su concepción del cine entretenimiento
En contra: su falta de personalidad y la poca capacidad de sorpresa

Calificación ***1/2
                                                                      Merece mucho la pena

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