lunes, 16 de marzo de 2015

LA CRÍTICA. Cub (Welp)

El pequeño cachorro
Tanto en su idioma original neerlandés como en su traducción al inglés para su distribución internacional, el título de la ópera prima de Jonas Govaerts significa cachorro. Es como si su creador hablase de sí mismo como debutante, como un lobezno del cine prometedor pero con mucho que aprender, y que homenajea a la vez al Truffaut de “El pequeño salvaje” y a películas tan diferentes entre sí como “Solo en casa”, “Viernes 13” o “Cuenta conmigo”. Al fin y al cabo, todo cachorro necesita de una figura magistral de la que aprender el arte y oficio de hacer cine.

Puede decirse que Govaerts es un buen alumno. “Cub” apunta maneras de buen cineasta, que no por casualidad le valieron el premio de mejor director en el pasado Festival de Sitges. La historia de este boy scout que entabla amistad con el niño salvaje tiene intensidad, nervio y buen hacer por parte del belga, que llegado un punto ofrece un giro hacia el slasher camp no del todo inesperado, pues nos va preparando el terreno en más de una secuencia y diálogo, pero sí todo lo gore y despiadado que puede ser el slasher europeo, ese que no tiene remordimientos a la hora de sacrificar tanto a adultos como a infantes de la forma más cruel posible.


Pero todo lo bueno que se puede decir de su dirección, que asegura decentes dosis de entretenimiento –ayuda también que dure apenas 80 minutos-, no se puede aplicar a su guión. A “Cub” le cuesta bastante entrar en materia, se pasa demasiado tiempo tejiendo su propia historia, y no es hasta su media hora final que ofrece su verdadero rostro, el que se esconde tras la máscara de madera de ese pequeño salvaje utilizado como leyenda urbana para atemorizar a los niños. Sí, gracias a la mano de su director, esa media hora es vibrante y sanguinolenta, pero aún así el conjunto está desbalanceado. Además, su libreto acusa cierta previsibilidad –el final busca la sorpresa, pero se ve venir de lejos- y tiene no pocos flecos argumentales, por culpa de un hermetismo exagerado en algunas de sus tramas secundarias, como el pasado del personaje excelentemente interpretado por el pequeño Maurice Luijten, uno de los grandes aciertos de la propuesta, así como la historia que encierra su asesino, o lo desdibujados que están el resto de caracteres.


Pero aún así, no deja de ser un film interesante y servido con extrema inteligencia, un acercamiento a ese yo salvaje que todos llevamos dentro, el que vive en nuestro interior desde nuestra más tierna infancia, y una película que obliga a seguir de cerca a su director. Un cachorro que aún está aprendiendo, pero que ya con este primer largo ha hecho muy bien los deberes.

A favor: la dirección de Jonas Govaerts, y la elección de su protagonista
En contra: cierta previsibilidad y falta de desarrollo en su guión, y lo mucho que tarda en entrar en faena

Calificación ***
                                                                               Merece la pena

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