jueves, 26 de marzo de 2015

LA CRÍTICA. Citizenfour

La América post 11-S
Ya en sus primeros minutos, Laura Poitras nos avisa de la persecución a la que fue sometida tras el estreno de su primer documental en solitario, centrado en la Guerra de Irak, de cómo fue detenida e interrogada en las fronteras de Estados Unidos, pasando a formar parte de una lista negra secreta de individuos a seguir por el Gobierno. Todo ello después del día en que Estados Unidos cambió para siempre, de la fecha en que los controles aeroportuarios se volvieron más restrictivos y exhaustivos, de que toda una nación viviese constantemente amenazada y necesitase reforzar su seguridad a toda costa.

“Citizenfour”, ganadora del Oscar a mejor film documental, viene a completar la particular trilogía de la directora sobre la América post 11-S, una radiografía acertada del concepto que tiene el país sobre los mecanismos de seguridad del estado para, a priori, evitar posibles ataques terroristas. O al menos, ésta es la excusa. Porque la América paranoica y orwelliana que Poitras refleja en esta película hace todo lo posible por garantizar la seguridad nacional, a cualquier precio.


El documental utiliza la figura de Edward Snowden, el hombre que desveló los planes ocultos en materia de vigilancia cibernética por parte de la Agencia de Seguridad Nacional, que fue acusado de espía y de anti patriota por el propio presidente por revelar secretos de estado, para tocar temas tremendamente ambiciosos: hasta qué punto está siendo vigilada la población estadounidense y mundial, hasta qué extremo se nos intervienen conversaciones telefónicas, correos electrónicos o búsquedas en Internet, o si es lícito violar la privacidad del individuo en pos de asegurar la seguridad de todo un pueblo.


Pese a todos estos temas, lo difícil en un documental es mantener el ritmo y el interés del espectador, algo que la realizadora no consigue. Es paradójico que lo que viene a centrar buena parte de su metraje, los ocho días que Poitras y su compañero del diario The Guardian Glenn Greenwald pasaron con Snowden, se convierta en lo más tedioso y pesado de su nuevo trabajo, y que la sensación sea la de que sobra metraje, la de que le falta ir al grano, algo que sí consigue durante sus primeros y últimos veinte minutos. Tan paradójico como el hecho de que aquellos en quienes depositas tu propia seguridad son justamente los que atentan contra tu privacidad. Pero no deja de ser una obra interesante sobre esa gran mentira que es la América demócrata de Obama, la que nació bajo los cimientos del 11-S, la que tiene más razones que nunca para vivir con miedo. No de la amenaza externa, sino de lo que tiene en casa. La mayor dictadura se esconde precisamente en eso que llamamos democracia.

A favor: los interesantes temas que trata
En contra: las entrevistas a Snowden se pueden volver pesadas

Calificación ***
                                                                                  Merece la pena

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