lunes, 5 de enero de 2015

LA CRÍTICA. Foxcatcher

A sangre fría
Bennett Miller, sin levantar demasiado polvo, haciéndose notar lo justo y necesario, va camino de convertirse en uno de esos directores clásicos que pasan a la historia del cine. No sólo porque lograse con su ópera prima la nominación al Oscar a mejor director, ni siquiera porque con sus dos primeros y únicos trabajos de ficción antes de este año lograra que sus actores resultasen nominados, acabando en estatuilla dorada para el Capote de Philip Seymour Hoffman, sino porque es un excelente director de actores. Como David Lean o Elia Kazan, ahí es nada.

Su última película viene a confirmar una vez más esta poderosa virtud. “Foxcatcher” recoge, muy posiblemente, las mejores interpretaciones de toda su filmografía. Posee el mejor trío protagonista que se ha podido ver este año en el séptimo arte. Channing Tatum demuestra que es mucho más que un ídolo de jovencitas y consigue su interpretación más repleta de matices. Pura fuerza contenida en su recreación del medallista olímpico Mark Schultz condenado a vivir a la sombra de su hermano Dave, encarnado con rotundidad por uno de esos actores que lo mismo puede ser Hulk que modificar su físico para este film, Mark Ruffalo. Y, sobre todo, está Steve Carell, para quien ésta es su oportunidad de demostrar que es más que un excelente actor de comedia. Su encarnación fría y casi inexpresiva del filántropo John du Pont es de lo más escalofriante que se ha podido ver este año en cine. Un trabajo de Oscar para arriba.


Sin embargo, no estamos ante una película más en la carrera de Miller. Es, a todas luces, su mejor trabajo hasta la fecha, porque no sólo logra las interpretaciones más contenidas y potentes de toda su carrera como realizador, sino que supone su obra más redonda a otros muchos niveles. El cineasta cuenta con absoluta frialdad, sin sentimentalismos y de manera totalmente calculada una relación enfermiza a tres bandas salpicada por el amor, la envidia y el deseo, ofreciendo un análisis inquietante de una mente egocéntrica y manipuladora y su poder de influencia sobre otras más maleables y débiles.


Aquí, la fidelidad hacia los hechos no es lo más relevante. De hecho, los saltos temporales presentes durante su desarrollo pueden confundir al espectador, y su ritmo extremadamente pausado puede llegar a aburrirle, pero incluso estos aspectos son necesarios para que Miller vaya desgranando los entresijos de su retorcido relato sin ninguna prisa. Lo que consigue es no sólo uno de los mejores filmes de la pasada cosecha cinematográfica, sino una perturbadora crónica de la América negra que bien podría haber surgido de las páginas del Truman Capote de “A sangre fría”.

A favor: su trío protagonista, especialmente Steve Carell, y la excelente crónica que ofrece Miller sobre la América negra
En contra: su necesario ritmo pausado

Calificación *****

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