martes, 12 de agosto de 2014

ACTUALIDAD. En paz descanse... Robin Williams (1951-2014)

Histriónico, entrañable, hilarante, expresivo, versátil,… anoche se apagó la sonrisa más triste de Hollywood. Siempre hubo una sonrisa para el público, aunque sus papeles fueran oscuros o serios. Su mayor interés hacia los espectadores era el de hacer reír, aunque a muchos su humor resultara cargante. Daba igual, Robin Williams consiguió hacernos sonreír en más de una ocasión, le pese a quien le pese. Anoche, de repente, la sonrisa se apagó definitivamente, protagonizando una de esas despedidas inesperadas tan amargas que nos vienen asolando desde hace un año.

Pero su semblante de eterno payaso tristón nos acompañará siempre, gracias a una carrera de más de casi 40 años que abarca más de un centenar de trabajos entre teatro, cine y televisión. Comenzó sobre los escenarios a mediados de los 70, pero fue en la pequeña pantalla donde dio rienda suelta a su vis cómica, lo que le lanzaría al estrellato inmediato. Su primer gran hito fue interpretar al extraterrestre Mork en “Happy Days”, donde incluso chapurreaba en español. Aunque solamente apareciera en dos episodios, su repercusión fue tal que hasta 1982 protagonizó su propia serie, titulada “Mork & Mindy”, junto a Pam Dawber, a la vez que probaba suerte en el cine alternando un fracaso enorme como “Popeye” con otro film de más repercusión como “El mundo según Garp”, donde pasó con nota la prueba de encarnar un personaje complicado a nivel interpretativo, algo alejado de la comedia.

Tras varios años sin encadenar ni un solo éxito, en 1987 llegó uno de sus papeles más recordados, el locutor en tiempos de guerra de “Good Morning, Vietnam”, que marcaría el comienzo de su primera etapa realmente seria como actor. Así, hasta 1991 sería cabeza de cartel de películas como “El club de los poetas muertos”, una de sus películas más importantes, “El rey pescador” o “Despertares”, aunque también continuó mostrando su faceta más cómica en “Las aventuras del barón Munchausen”. Gracias a las tres primeras logró ser nominado al Oscar, así como alzarse con varios Globos de Oro –también lo logró por “Mark & Mindy”- y premios de la crítica y festivales.

Y llegó su etapa más comercial. Entrado en los 90, Williams protagonizó productos para mayor gloria de la taquilla, algunos con escasa suerte como “Hook”, “Nueve meses”, “Una jaula de grillos”, “Jack”, “Más allá de los sueños” o “Toys”, y otros auténticos taquillazos como “Aladdin”, “Sra. Doubtfire”, “Jumanji”, “Flubber” o “Patch Adams”, esta última mostrando una faceta más dramática, pero sin abandonar del todo la comedia. Sin embargo, en medio llegaría el papel de su vida, ése por el que lograría todos los reconocimientos posibles. En 1998 se alzó por fin con el Oscar al mejor actor de reparto por “El indomable Will Hunting”, con la que logró además el premio del Sindicato de Actores.


Esta película marcaría un punto de inflexión en su carrera, pero no precisamente a mejor. Aunque en muchos casos sus interpretaciones eran sobresalientes o como mínimo notables, no obtuvo el beneplácito muchas veces de la crítica, y especialmente del público, participando en filmes de escaso éxito comercial como “Ilusiones de un mentiroso”, “El hombre bicentenario”, “Smoochy”, “Retratos de una obsesión”, “La memoria de los muertos”, “el hombre del año” o “El hombre del año”, que alternaba con otras de mayor repercusión en taquilla como “A.I.”, “Insomnia”, “Robots”, “¡Vaya vacaciones!” o “Dos canguros muy maduros”, aunque ninguna de ella alcanzando el nivel de sus éxitos de los 90, a excepción de “Happy Feet”, “El mayordomo” o las dos primeras entregas de “Noche en el museo”. La tercera entrega de esta saga fue uno de sus títulos póstumos. En televisión lograba mientras cierto éxito con la serie “The Crazy Ones”.


Desde los inicios de su carrera, el actor tuvo problemas con las drogas y el alcohol, y aunque de lo primero decía estar rehabilitado tras la muerte de su amigo John Belushi, ingresó en un centro de rehabilitación en 2006 por sus problemas con el alcohol, y en 2009 fue hospitalizado por problemas de corazón. Pero desde hace años arrastraba una depresión que se especula que fue lo que acabó con su vida. El cuerpo del actor fue encontrado ayer en su domicilio, y se especula que se suicidó por asfixia. Tenía 63 años. Un triste final para un enorme actor que siempre buscó la risa del público. Y lo consiguió. Descanse en paz, Mr. Keating.

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