jueves, 17 de abril de 2014

El Corto Cinéfago: "Next Floor", de Denis Villeneuve

Ahora que mis ojos han flipado en colorines con la formidable “Enemy”, no está de más hacer un repaso por la carrera de su director, Denis Villeneuve. El cineasta nació en Quebec hace 46 años, estudió cine en Montreal y comenzó en televisión a finales de los 80. No fue hasta mediados de los 90 cuando dio el salto al cine con un corto documental que cosechó elogios en el Festival de Locarno, “REW-FFWD”, lo que le permitió formar parte del proyecto cinematográfico “Cosmos”. Cosechó elogios en festivales como Cannes, Toronto, Sundance, Berlín y Montreal, gracias a sus dos primeros largometrajes, “Un 32 août sur terre” y “Maelström”,  a finales de los 90 y comienzos del nuevo milenio, y gracias a este último triunfó en los premios Genie, los Oscar canadienses con cuatro grandes galardones, entre ellos película y director.

A pesar de este reconocimiento, Villeneuve se tomó con calma la gestación de su siguiente trabajo, la estupenda “Polytechnique”, tanto que antes volvió al mundo del cortometraje con las imprescindibles “120 seconds to get elected” y “Next Floor”. Ya le dedicaremos un hueco a la primera, pero hoy toca hablar del trabajo que le valió su primer gran reconocimiento internacional, un cortometraje sin apenas diálogos, a excepción de ese Next Floor que le da título, que ya contendría las líneas más marcadas de lo que sería su cine posterior: una mezcla de incertidumbre e imagen potenciada por un uso inigualable del sonido, la música y la fotografía parea generar tensión y desconcierto en el espectador.


Once huéspedes disfrutan de un opulento banquete, una bacanal de carne que apenas es masticada por sus comensales. Sin mediar palabra, tan sólo moviendo las mandíbulas para hacer pasar comida al estómago prácticamente sin masticar. Con esta aparentemente absurda premisa argumental, Villeneuve habla en apenas once minutos de algunos de los temas recurrentes de su filmografía: el sistema de clases; los estados totalitarios; una historia, la humana, tendente a la reiteración; la idea del yo frente a la de la comunidad; y, cómo no, la figura de la mujer como ser conservador y controlador. El ser humano es un depredador, y a los demás, al que solamente puede insertar en su boca escasas porciones de carne, sólo nos queda acatar las órdenes si queremos sobrevivir en su jungla.

Les dejo con el cortometraje, que ganó en su momento el premio Canal+ en Cannes, el premio a mejor corto de drama en los Genie, en nueva York, Seattle, Sitges y Toronto, entre otros. Una joya que ya dejaba claro que tras la cámara se escondía un absoluto genio.


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