viernes, 8 de noviembre de 2013

LA CRÍTICA: Somos los Miller

De disfuncional a funcional
La idea es prometedora. Un cuarteto de seres disfuncionales compuesto por un camello de poca monta, una stripper barata, un inocentón joven que nunca ha estado con una chica y una joven vagabunda, cogen una caravana y cual Heisenberg forman una familia ficticia para llegar a México y hacerse con un cargamento de marihuana sin levantar sospechas. “Somos los Miller” juega la baza de la escatología y el humor políticamente incorrecto marca Farrelly, mezclado con el humor de la nueva comedia R norteamericana, esa que bebe de los talentos surgidos en el mítico Saturday Night Live.

Lo tiene todo para ser una comedia rompedora. Para empezar, un reparto de altura, en el que destaca el buen hacer de Jason Sudeikis, Jennifer Aniston y Will Poulter, aunque haya que aguantar la sobreactuación de Ed Helms, y la presencia de Emma Roberts sea poco más que un relleno. Tiene momentos hilarantes dignos de la carcajada más sonora, como el momento picadura de araña, junto a otros en los que explota muy bien la condición de “familia” de sus protagonistas, como el intercambio de besos entre padres e hijos. Y ya que tienen a Aniston en el reparto, pues se permiten el lujo de tocarle la fibra “Friends”.


Y, pese a estos elementos positivos, la fórmula no funciona desde un guión que comienza haciendo gala de una disfuncionalidad en sus personajes que no acaba de exprimir del todo. La película acaba siendo todo lo contrario, una comedia funcional, para pasar el rato, que no perdurará como joya del género. A medida que avanza se le acaban los cartuchos y no puede evitar caer en unos tópicos que ya desprenden mal olor desde su argumento. Efectivamente, “Somos los Miller”, y en esto no creo pillar a nadie por sorpresa, acaba siendo el retrato de cuatro marginados que quieren dejar de estar solos y pertenecer a un clan. La música dramática sube, los personajes se sinceran los unos con los otros, todos ponen cara de estreñidos… y yo empiezo a dormirme en la butaca.


No tenía pocas armas para innovar, pero sus responsables han preferido tirar por terrenos ya transitados con anterioridad y lo que han servido es entretenido pese a su abultado metraje. Quizá el problema es mío. Tal vez esperaba una comedia de más altas miras a tenor de su éxito estadounidense. Igual pretendía simplemente hacernos pasar un rato agradable. Pero no le habría venido nada mal poner toda la carne en el asador.

A favor: el momento “Friends” y el momento picadura de araña
En contra: que, en contra de lo que pueda parecer, es una comedia de lo más blanda

Calificación: **

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