viernes, 18 de octubre de 2013

LA CRÍTICA: The Bling Ring

Fashion victims
Que Sofia Coppola es una sibarita, ya lo sabemos. Que sus filmes parecen un catálogo filmado de la revista Vogue y un retrato de la ampulosidad como estilo de vida soñado, también. Y que por todo ello sus filmes, a excepción quizá de las estupendas “Las vírgenes suicidas” y “Lost in translation”, están cortados por la superficialidad de una melómana indie, es algo que ha quedado de manifiesto desde los tiempos de su “Marie Antoinette”.

Pero esto no quiere decir que no haya un trasfondo interesante detrás de tanta vanidad fílmica. “The Bling Ring” aprovecha unos hechos reales que trajeron cola mediática, en los que unos chavales asaltaban pacíficamente las casas de los famosos para experimentar lo que se siente siendo ellos, para trazar una radiografía de este mundo materialista en el quelos  quince minutos de fama son tan vitales como el aire que respiran. Y en su último tramo, acierta en echar la carga sobre una sociedad morbosa que hace del delito un boleto seguro hacia el estrellato en plena era cibernética.

Así, “The Bling Ring” se une, junto a títulos como “Pain & Gain” o “Spring Breakers”, a la lista de filmes de este año que han hecho del sueño americano logrado a base de poco esfuerzo y estupidez un objeto de culto. El camino fácil a la gloria repleto de agujeros de planificación es lo que guía a estos chavales en su ascenso hacia la criminalidad, sin la consciencia suficiente como para saber que es fácil pillarles. Suben fotos a las redes sociales con los artículos robados, no se tapan ante las cámaras, y presumen ante sus conocidos de sus hazañas.


Y, como en los demás ejemplos citados, el gran problema de la película es que se queda rayando la superficialidad. Seguramente, Coppola lo ha hecho queriendo, como también ha caricaturizado adrede a las familias de los protagonistas. Pero lo que resulta es una película que durante su primera hora se recrea en relojes Rolex, ropa de marca, bolsos Miu Miu y un sinfín de artículos lujosos, acompañados de una fotografía blanquecina, un sentido del montaje ágil e independiente y una buena selección musical que son ya marca de la casa. Sólo muestra asaltos a casa y más asaltos a casas, como si no hubiera nada más con lo que rellenar su económico metraje. Y aunque sus actores son lo más destacable de ella, en especial una Emma Watson que se zampa la cámara de puro magnetismo, y el estilo de su directora es palpable, también lo es que es tan superficial como sus protagonistas. Eso y que tanto discurso aleccionador sobre ambicionar la fama viene de la mano de una niña de papá. Esto es posiblemente lo que más me molesta de ella.


A favor: sus actores, en especial Emma Watson, el toque de su directora
En contra: es tan superficial como sus protagonistas

Calificación: **1/2

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