viernes, 7 de diciembre de 2012

LA CRÍTICA: Sin tregua (End of Watch)

Turno de guardia
Desde el que sigue siendo su guión mejor construido, “Training Day”, David Ayer se ha venido especializando, escarceos por dinero en el blockbuster como “S.W.A.T.” aparte, en un tipo de cine realista, rudo y violento, que deconstruye los arquetipos de los héroes y antihéroes de la calle, ya sea sentado en la butaca de dirección o solamente escribiendo a dos manos los scripts.

“Sin tregua” vendría a ser la enésima constatación de este hecho. Un film directo, sucio, sin concesiones, que recoge lo peor y lo mejor que una pareja de policías puede encontrarse en su día a día, y con pasajes de difícil visionado pero reales. Un cuerpo de seguridad que tiene su propia vida, plasmada en esas esposas que esperan a que sus maridos vuelvan con vida al finalizar su guardia,  y su código de honor, el mismo que hace entender el cuerpo como una gran familia, y a tus compañeros como verdaderos hermanos a los que proteger.

La película tiene en la excelente química de su dúo protagonista, además de en sus realistas momentos, uno de sus mayores fuertes. Jake Gyllehaal y, sobre todo, Michael Peña, hacen que su amistad traspase la pantalla, y consiguen que el espectador simpatice con ellos. El resto de personajes, especialmente el de sufridas esposas que encarnan Anna Kendrick y Natalie Martinez, aunque correctos, no pasan del simple calificativo de anecdóticos.


No es que el guión sea de altura, y alterna pasajes creíbles con otros inverosímiles. Pero obviando este punto, lo que hace que “Sin tregua” no sea la gran película que fue en su momento “Training Day” es esa mezcla entre film de Michael Mann y episodio alargado de la serie “Cops”. Ayer elige como formato para contar su historia el dichoso found footage, que si bien aporta realismo en diversas situaciones, le resta realismo en muchas otras –llega a parecer un juego shooter en el tiroteo final- en una propuesta que busca precisamente sacudir al respetable por su dosis extrema de realidad. La cámara en mano es tan abusiva y está tan mal justificada en buena parte de su metraje que logra desconectar de ella y no creer lo que sus duras imágenes pretenden evocar.


Pero ahí está, como un acertado retrato de quienes se juegan la vida diariamente para los que demás estemos seguros. Sin ensalzarlos ni hacer campaña de alistamiento. Pero sin demonizarlos, algo que, en los tiempos que corren, más de uno estará deseando.

A favor: su pareja protagonista, y la crudeza y realismo de muchas situaciones
En contra: el dichoso y abusivo found footage

Calificación: **1/2

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