martes, 21 de agosto de 2012

LA CRÍTICA: ¡Piratas!

¡Aardman al abordaje!
En un año en que la técnica de animación stop motion parece resurgir de sus cenizas, algo que jamás deja de hacer realmente, los estudios Aardman se lanzan al abordaje de la cartelera para recordarnos, como si pudiéramos olvidarlo, que ellos son los amos del cotarro, que sus filmes están al mismo nivel que los de Pixar en la animación por ordenador. Y eso que aún quedan por llegar Tim Burton y los chicos de Laika Entertainment para reclamar su sitio.

“¡Piratas!” no solamente supone la vuelta de los estudios por la puerta grande después de algún que otro coqueteo innecesario con la animación por ordenador, sino que supone el regreso también de un viejo bucanero, Peter Lord, uno de sus fundadores, que saquea todo lo que pilla a su paso.

Porque puede que estos corsarios sucumban en ocasiones a un humor quizá algo más infantil que otros trabajos de la factoría, y que su nivel de genialidad y madurez no alcance a los de “Chicken Run” y, sobre todo, a esa obra maestra que fue “Wallace & Gromit: la maldición de las verduras”, pero sí que muestra un sentido del humor a medio camino entre el cachondeo british de los Monty Python y la mala leche de Ricky Gervais. A Lord y su tripulación no les tiembla el pulso a la hora de asaltar, y ridiculizar a golpe de ironía inglesa de paso, a las costumbres locales y a figuras históricas y monárquicas, todas ellas monos ante las tropelías de estos lobos de mar en busca de la fama. Con “¡Piratas!”, además, la Aardman pega un salto de gigante en la factura técnica, algo que en realidad nunca les hizo falta, y se codea de algunas cuerdas vocales imponentes y acertadísimas como las de Hugh Grant y Martin Freeman.


Aventura trepidante y divertidísima para toda la familia, con gags recurrentes para todas las edades, y que vale mucho más que algunos animalitos digitales que pueblan las pantallas en nuestros días, desborda inteligencia y sabiduría en cada fotograma. Puede que no esté a la altura de otros trabajos de la compañía, y que a ratos el ritmo baje un poco –se nota la ausencia de Nick Park en el producto-, pero poco importa. Estamos ante la vuelta de uno de los buques insignia de la animación británica. Ya sólo por eso, bien merece el pago de una entrada de cine.


A favor: que Aardman esté de vuelta, así de simple
En contra: algunas concesiones infantiles
Calificación: ***1/2

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