jueves, 8 de septiembre de 2011

"EVA" conquista la Biennale

Darren Aronofsky y los suyos tienen una ardua tarea este año en Venecia, pues según dicen la calidad de los trabajos presentados a concurso es altísima, con nombres tan ilustres como David Cronenberg o Thomas Alfredson. Pero, curiosamente, las tres películas presentadas ayer miércoles pincharon del todo, incluso con Abel Ferrara firmando uno de ellos, y otra que se encuentra inexplicablemente fuera de la sección oficial ha conquistado a crítica y público. Se trata de la española "EVA", del debutante Kike Maíllo, una ambiciosa producción de presupuesto más bien modesto -6 millones de euros no es mucho para nuestro cine y para un título de esta índole- que aborda por primera vez en nuestro país el tema de la inteligencia artificial. Maíllo ha entusiasmado a todos. La reacción general es aproximadamente la que recoge Carlos Boyero, del diario El País, en su escueta pero directa crítica. Muchas palabras resumirán mejor lo que ha supuesto este recibimiento:


"Eva, la única película española que exhibe la Mostra, lo hace fuera de concurso, en virtud de esos criterios selectivos que frecuentemente me resultan extraños, ya que en bastantes ocasiones las secciones paralelas de los festivales tienen más interés que esa sección oficial que estás obligado a ver y cuyos horarios impiden que puedas descubrir otras películas que merecen la pena.
Eva es el primer largometraje que ha dirigido Kike Maíllo y desprende una agradecible solidez, la sensación de que el autor tiene muy claro lo que pretende contar y la forma de hacerlo. No hay balbuceos, ni exhibicionismo, ni la pretensión de demostrar que eras el más listo y transgresor de la clase, sino que utiliza un lenguaje muy clásico que comunica con el espectador, que le implica en las venturas y desventuras de los personajes. Tiene un mérito suplementario, ya que en ese universo conviven los seres humanos con los robots. Recuerdo con especial ternura algunos robots que ha inventado el cine, como el perdido y acorralado crío de Inteligencia artificial, aquel tan redicho que acompañaba a los héroes de La guerra de las galaxias y esa criatura maravillosa del cine de animación llamada Wall-E. Y memorizo con terror a alguno especialmente malvado como el del primer e insuperable Alien.
A partir de Eva puedo añadir a mi galería otro tan inteligente como conmovedor y que no voy a ser tan imprudente para revelar su personalidad, ya que el guion de esta película juega con ese misterio hasta el sorprendente y emotivo final. Narra el retorno de un hombre especializado en huidas sentimentales y en la creación de robots a la universidad donde comenzó sus experimentos. Lo hace con la intención de crear un robot niño. Pero será algo especial porque este dispondrá de inteligencia emocional, gracia y relativa libertad en sus actos. El encuentro con la mujer que abandonó y que en el pasado también colaboraba en sus experimentos, y que actualmente es la esposa de su hermano, da lugar a una tragedia bastante cálida, a una película bonita y triste en la que te afecta tanto el desasosiego y la incertidumbre de los humanos como la de los robots. Ayuda a esa empatía la vulnerabilidad que desprenden Daniel Brühl y Marta Etura. Pero el descubrimiento para mí más grato es la niña Clàudia Vega, en un personaje que te hace recordar a la maravillosa Natalie Portman de Beautiful girls."

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