El eslabón más débil
Bong
Joon- ho sabe que, como la famosa y salvaje distopía orwelliana ya anunciaba, la sociedad capitalista -o la comunista,
tanto da- se sustenta sobre el trabajo de los eslabones más débiles de la
cadena, mientras beben y comen como cerdos jactándose de sus logros. El
cineasta surcoreano edificaba su alegoría social en forma de tren en el que
cada vagón albergaba un estrato diferente de dicha sociedad, y en la que sus
motores se saciaban con el trabajo de una clase obrera alimentada a base de insectos
que vivía en una mentira, mientras la maquinaría avanzaba sin control y sin
destino.
Su
nuevo proyecto, el más pequeño en apariencia y a la vez enorme de toda su
filmografía -enorme por su presupuesto, pequeño por el hecho de estar producido
para Netflix-, vuelve a reincidir en esta idea. Por supuesto, con la marca de
la casa. Con esa imposible mezcla de géneros que acuña en cada nuevo trabajo
-desde el romántico hasta el terror, pasando por la comedia, el drama o la
ciencia-ficción-, su comedida manera de suministrar dosis de espectáculo al
espectador, o ese aspecto de cine inocentón y estrafalario que encierra una
poderosa crítica social.
“Okja”,
más allá de la polémica que ha rodeado su existencia desde su paso en Cannes,
que le ha dado más protagonismo e importancia de la que realmente tiene, es un
nuevo paso en ese cine comprometido que Ho esgrime desde sus comienzos, el que
tras una apariencia en este caso infantilizada y extravagante -tanto como la
interpretación de la formidable Tilda Swinton- ofrece una siniestra y cruda
visión de la sociedad de consumo en general y de la industria de consumo
cárnica en particular, de la política del miedo como arma auspiciada por la
ignorancia de la plebe, del papel del ser humano en la cadena alimenticia como
especie autoproclamada dominante.
Un
film tan mágico y bonito en su planteamiento -apoyado por una maravillosa
fotografía, puesta en escena y banda sonora- que podría ser tomado como un
erróneo producto para todos los públicos, cuando en realidad está enfocado más
para el sector adulto, ese que sabe, o cree saber, cómo funcionan las cosas, y
que tiene precisamente en todo el revuelo que ha levantado y en su propia
extravagancia su talón de Aquiles, por aquello de las expectativas y por no ser
una película para todos los gustos.
No
es ésta la mejor cinta de su creador. Para eso está aquella estupenda “The
Host”, que ya articulaba su moraleja contra las grandes corporaciones en forma
de enorme monstruo con corazoncito. Pero sí que la historia del enorme cerdo
que salvará al mundo de la inanición y su relación con la pequeña que le ha
visto crecer cala en el corazón del espectador, a la vez que nos define como la
especie más puñetera y ruin del planeta. La que es capaz de las mayores
atrocidades. La que realmente conforma el eslabón más débil, aunque algunos
sigan empeñándose en verlo del modo contrario.
A favor:
pese a su grandeza, la humilde mano de su responsable sigue ahí
En contra:
la polémica y su extravagancia pueden desviar a más de uno de su verdadero
cometido
Calificación
****
No
se la pierda